2º CRÍTICA PARA EL CONCURSO. ESCRITA POR RAUL CALVO.
Yo siempre he sido muy fan del landismo. De John Landis, quiero decir. Cierto es que muchas veces el hombre se descarría y hace algún que otro producto de complicado visionado, pero cuando acierta lo hace a lo grande: Granujas a todo ritmo (The Blues Brothers, 1980), Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London, 1981) o el videoclip Thriller (1983) de Michael Jackson.
Desmadre a la americana (Animal House, 1978) fue la primera en un particular estilo de comedia ambientada normalmente en una universidad o instituto, en la cual sus protagonistas son unos jóvenes con las hormonas descontroladas que idean maneras más o menos divertidas para conseguir lo que Shakespeare llamó "la bestia de dos espaldas." Sin embargo, hay una gran diferencia entre ésta película y la interminable serie de copias e imitaciones que la siguieron hasta la actualidad: Animal House es buena y te hace reír, como la pareja ideal.
El año es 1962. El lugar es la universidad Faber. Allí hay dos fraternidades completamente opuestas: Omega Theta Pi es una fraternidad compuesta de jóvenes ricos, blancos y esnobs; Delta Tau Chi es una fraternidad compuesta por, bueno, prácticamente cualquiera que quiera formar parte de ella. El decano Vernon Wormer quiere echar del campus a los Delta porque se dedican a pasárselo bien, beber cerveza y promover las relaciones ilícitas entre estudiantes. Para
ello, encarga a los Omega que vigile de cerca a los Delta para que busquen maneras de expulsarlos. Y el resto tendréis que verlo para saberlo.
Una de las principales características de la película, y una de las razones por las que se ha convertido en un clásico con todas las de la ley, son sus personajes principales. Personajes que te caen bien, aprecias y con los que te gustaría salir de marcha. Lo que me da pie para hablar de la cantidad de actorazos y actrizazas que nos encontramos en la peli. Empezaremos por secundarios como John Vernon, que siempre hacía de malo y era más bueno que el paté La Piara: a lo mejor no lo recordáis por su estupendo papel en Clowns asesinos (Killer Klowns from Outer Space, Stephen Chiodo, 1988). También tenemos una breve aparición de Donald Sutherland, un hombre que tiene el mismo ritmo de trabajo que Michael Caine. Sin embargo, la película ofrece sobretodo puntos de partida para un montón de variadas carreras: Kevin Bacon hace de pijín asqueroso, Tom Hulce (sí, hombre, el de Amadeus) es Pinto y Karen Allen como Katy, unos años antes de
convertirse en la resuelta Marion Ravenwood en En busca del arca perdida (Raiders of the Lost Ark, Steven Spielberg, 1981).
Pero el rey absoluto es el prematuramente fallecido John Belushi como
John Blutarsrky, apasionado de la cerveza, portador de la anarquía y
el caos allá donde va. Uno de los personajes más memorables de la
historia del cine, muy imitado pero jamás superado.
El corpus de la película está formado por las diferentes peripecias
que viven los personajes, creando un efecto de película coral, con las
historias juntándose y separándose, más que una serie de gags pegados
unos con otros sin ton ni son. La trama principal la ocupa la guerra
del decano contra la fraternidad de los Delta, pero hay sitio para la
conflictiva relación entre Katy y Eric (Tim Matheson) o la relación
entre Pinto y una joven, muy joven, cajera.
Pero lo que más me llamó la atención fue que la película tiene un
interesante contenido político. Para empezar, la fraternidad Delta es
una fraternidad sin prejuicios de clase o raza, aceptan a cualquiera.
La ceremonia para ser aceptado en su fraternidad consiste en un simple
juramento y ser salpicado de cerveza durante la posterior celebración.
Por otro lado, la fraternidad Omega representa todos los prejuicios y
esnobismos propios de la clase alta. La ceremonia para ser aceptado en
su fraternidad parece una celebración de misa negra, con los
aspirantes en calzoncillos siendo humillados en un ritual a la par
sádico y vejatorio. Las trastadas de los Delta son siempre una
respuesta al abuso o humillación que ha sufrido algún amigo por parte
de los Omega, en lo que resulta una encomiable erosión de las
instituciones y autoridades.
El actor Clint Howard definió el rock and roll como rebelarse con una
sonrisa en la cara. Eso son los Delta, rebeldes contra una institución
opresiva, corrupta e hipócrita. Rebelión que fomentan con fiestas
romanas, en las que todos van vestidos con togas y bailando al ritmo
de Shout. ¿Y quién no ha hecho eso alguna vez desde la semana pasada?
Además, como los personajes te importan, la película se puede permitir
algún que otro momento dramático sin que por ello el ritmo decaiga o
sufra la historia.
En resumen, por sus memorables y entrañables personajes; por las sanas
carcajadas y risadas que provoca; por la estupenda banda sonora
sesentera; por la escena de las chicas peleándose con almohadas y por
John Belushi esta película obtiene la clasificación de (redoble de
tambor) ¡recopetín de película! Viva y bravo.