Desde que hago vida de parada en Madrid estoy de un culto que no me tengo. Acompañada de Alberto, que él si tiene trabajo pero todavía no ejerce, nos hemos recorrido todas las actividades gratuitas habidas y por haber, y, como los dos somos muy cinéfilos, también hemos ido a ver algunas peliculillas de gratis, que saben mejor.
Una de las películas que nos hemos visto últimamente, en pantalla grande y todo, ha sido ¿Quién puede matar a un niño?, una película de terror dirigida por Narciso Ibáñez Serrador y que no es muy conocida, pero que merece la pena ver.
En la película se cuenta la historia de una pareja de turistas ingleses que vienen de viaje a España a pasar unos días a la isla de Almanzora. Cuando llegan, notan que algo extraño sucede, pues es como si todo el mundo hubiera abandonado la isla de repente. Indagando descubrirán que los únicos pobladores de esa pequeña isla son niños, y además, niños con malas pulgas...
¿Quién puede matar a un niño? arranca con unos créditos iniciales en los que se intercalan fragmentos de documentales reales en los que se habla de las diversas guerras y catástrofes mundiales en las que murieron un montón de niños en el pasado. El espectador comienza a sentirse verdaderamente afectado por las imágenes que está viendo, e Ibáñez Serrador es consciente de que está preparando el terreno para que luego el impacto de la crueldad de los niños de esta película sea aún mayor.
Es esta una película muy modesta, muy sencilla, sin grandes medios ni un gran presupuesto, pero que consigue estremecer no sólo por lo que está contando sino por algunas escenas realmente desagradables. Para mí, es un copón de película, y sin duda alguna os la recomiendo a todos aquellos que seáis seguidores del cine de terror.
30 mar 2011
27 mar 2011
Enredados
Ya os he dicho mil veces lo fan que soy yo de la factoría Disney. Desde pequeña me han encantado sus películas y creo que puedo decir que me he visto todos sus largometrajes míticos (Highs Schools Musicals y demás... no, gracias), aunque de Dumbo no me acuerdo. (De pequeña me daba miedo Dumbo, y eso sí lo sé, y recuerdo haber visto la película, aunque no sé muy bien de qué va. Solo me acuerdo de un elefante que volaba y de un circo. Tampoco sé por qué me daba miedo.) Por eso, todavía hoy, que ya soy mayorcita, película de Disney que se estrena, película de Disney que veo.
Nos vendieron Enredados como la vuelta al clásico de Disney. Curiosamente fue la misma técnica de marketing que utilizaron con Tiana y el Sapo, se ve que a partir de ahora, película que hagan, película que dirán que es como lo que Disney era. Pero no, queridos míos. No os dejéis engañar. Las películas de los noventa de Disney eran clásicos instantáneos. Eran películas cuidadísimas y perfectas, y esos no son los adjetivos que se merece Enredados.
La película es entretenida, claro que sí, pero no es lo mismo. Sorprendentemente la película ha gustado bastante, y hombre, yo pienso que mala no es, pero es imposible no compararla con los grandes peliculones de la factoría, y comparada con cualquiera de ellos, Enredados sale perdiendo siempre.
Como siempre, técnicamente la película es perfecta. La animación es inmerojable, y los personajes creados vuelven a ser adorables y preciosos. Pero le falta una chispa que sí lograron tener otras películas y que no tiene esta. La historia es demasiado mediocre y no consigues encariñarte con ningún personaje, realmente. Aunque los secundarios son maravillosos (el caballo y el camaleón) no están, ni de lejos, a la altura de otros animalejos que sí nos llegaron (o al menos a mí) al corazón, como pudieron ser Sebastián (La Sirenita), Abú (Aladdín) o Pena y Pánico "presentes y a su servicio" (Hércules). Y de la banda sonora, vamos, es que ni me paro a hablar. Terminada la película no recordaba ninguna de las canciones que se habían cantado, así que...
Total, que sí, que Enredados será muy divertida y muy entrañable pero no es más que otra película más, porque no destaca por nada en concreto. En mi opinión, se queda en un ojete de monico muy merecido.
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22 mar 2011
Una hora más en Canarias
Probablemente muchos no sepáis de la existencia de esta película. Se estrenó el verano pasado y es una comedia española con momentos musicales. Seguramente los que no la conocíais, después de haber leído esto, ya no querréis conocerla, pero es que yo soy muy mía y me encanta el cine español, me gusta mucho la comedia, y un musical es lo que más me va. Y si encima me pones a Quim Gutiérrez de protagonista, entonces solo puedo preguntarme: ¿Qué más quiero?
Una hora más en Canarias es la historia de Pablo, un tío que está tremendo tremendo tremendo, por eso lo interpreta Quim Gutiérrez, y que nos tiene a todas locas. En concreto, tiene loca a su jefa, que aunque está casada se lo monta con su empleado (wait...) ¿Y quién puede culparla, si estamos hablando de Quim Gutiérrez? Y también tiene loca a su novia, claro, porque siendo su novia, lo normal es que esté enamorada. Y poco después se descubrirá que tiene loca a alguna más. Vamos, que esta película es una pelea de chicas de hora y media por ver quién se queda con el tío bueno de la película. Lo bonito sería que al final me lo quedase yo, pero no, al final, yo, no me lo quedo.
Para que os hagáis una idea del rollo que lleva la peli, está dirigida y escrita por David Serrano, encargado también de Días de Fútbol, una comedia que surgió a la cola del éxito de El otro lado de la cama, de la que David Serrano también fue guionista. Vamos, que si Días de Fútbol ya quiso ser en su momento la comedia del año (que conste que a mí Días de Fútbol me encanta), Una hora más en Canarias es algo así como el recordatorio de que hace unos años la comedia amorosa que remezclaba canciones typical spanish cantadas horrendamente por Paz Vega tuvo su momento.
No obstante, y aunque pueda parecer que no, esta película tiene momentos grandiosos, todos protagonizados, por cierto, por Miren Ibarguren, que ya se ha proclamado a los cuatro vientos como una gran actriz de comedia y aquí lo vuelve a dejar bien claro. En esta película el humor es más surrealista de lo que solemos estar acostumbrados, pero ese punto de locura es lo mejor que tiene Una Hora más en Canarias.
Lo malo es que, en el fondo, no deja de ser una comedia romántica, y además bastante corriente. Yo, sinceramente, acabé bastante cansadita de la lucha de gatas por conquistar al supermacho, y sobre todo, acabé bastante hartita del horrible personaje que interpreta Angie Cepeda (prima mía). La verdad es que llegué a un punto en el que solo deseaba que la película se acabara cuanto antes, y eso, bueno, no es. Así que la pobre se queda en las puertas de la gloria porque no le puedo dar más que un ojete de monico. Aunque haya un par de momentos que me hayan parecido ultrageniales, el resto de la película es bastante tostón, y tampoco llega a merecer la pena.
Una hora más en Canarias es la historia de Pablo, un tío que está tremendo tremendo tremendo, por eso lo interpreta Quim Gutiérrez, y que nos tiene a todas locas. En concreto, tiene loca a su jefa, que aunque está casada se lo monta con su empleado (wait...) ¿Y quién puede culparla, si estamos hablando de Quim Gutiérrez? Y también tiene loca a su novia, claro, porque siendo su novia, lo normal es que esté enamorada. Y poco después se descubrirá que tiene loca a alguna más. Vamos, que esta película es una pelea de chicas de hora y media por ver quién se queda con el tío bueno de la película. Lo bonito sería que al final me lo quedase yo, pero no, al final, yo, no me lo quedo.
Para que os hagáis una idea del rollo que lleva la peli, está dirigida y escrita por David Serrano, encargado también de Días de Fútbol, una comedia que surgió a la cola del éxito de El otro lado de la cama, de la que David Serrano también fue guionista. Vamos, que si Días de Fútbol ya quiso ser en su momento la comedia del año (que conste que a mí Días de Fútbol me encanta), Una hora más en Canarias es algo así como el recordatorio de que hace unos años la comedia amorosa que remezclaba canciones typical spanish cantadas horrendamente por Paz Vega tuvo su momento.
No obstante, y aunque pueda parecer que no, esta película tiene momentos grandiosos, todos protagonizados, por cierto, por Miren Ibarguren, que ya se ha proclamado a los cuatro vientos como una gran actriz de comedia y aquí lo vuelve a dejar bien claro. En esta película el humor es más surrealista de lo que solemos estar acostumbrados, pero ese punto de locura es lo mejor que tiene Una Hora más en Canarias.
Lo malo es que, en el fondo, no deja de ser una comedia romántica, y además bastante corriente. Yo, sinceramente, acabé bastante cansadita de la lucha de gatas por conquistar al supermacho, y sobre todo, acabé bastante hartita del horrible personaje que interpreta Angie Cepeda (prima mía). La verdad es que llegué a un punto en el que solo deseaba que la película se acabara cuanto antes, y eso, bueno, no es. Así que la pobre se queda en las puertas de la gloria porque no le puedo dar más que un ojete de monico. Aunque haya un par de momentos que me hayan parecido ultrageniales, el resto de la película es bastante tostón, y tampoco llega a merecer la pena.
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20 mar 2011
Viaje a la Luna (y otras pelis de Méliès)
El pasado martes tuvimos el placer de poder disfrutar de algunas de las películas del famosérrimo director francés George Méliès en pantalla grande, gracias a un ciclo preparado por el Instituto Francés de Madrid.
Supongo que siendo vosotros tan cinéfilos ya sabréis quién es este buen señor, o al menos el nombre os suena. Pero como siempre hay alguno que todavía no ha visto El Padrino, os voy a poner un poco en situación. George Méliès podría considerarse el primer cineasta de la historia. Aunque el cine propiamente dicho lo inventaron los hermanos Lumière, ellos tenían pensado darle otro uso más científico al aparatito que acababan de crear. Afortundamente para todos nosotros, Geroge Méliès era un gran aficionado a la magia, y pensó que el cinematógrafo le podía servir muy bien para crear nuevos trucos. Así, como los Lumière no quisieron venderle su invento, Méliès creó su propia cámara y empezó a experimentar con ella. Hoy en día Méliès es enormemente reconocido, y puede ser considerado el padre de los efectos especiales.
Los que asistimos a la proyección tuvimos la suerte de escuchar todos estos datos de la boca de su bisnieta, que era la encargada de presentar el acto e introducir cada película. También disfrutamos de su tataranieto, que acompañaba las películas con piezas musicales al piano. En total se proyectaron diecisiete películas. Una pequeñísima parte de su obra, pues se le atribuyen más de quinientas. Entre las piezas elegidas, los asistentes pudimos disfrutar desde películas que no fueron más que experimientos hasta verdaderas obras maestras, como es el caso de la famosísima Viaje a la Luna.
Viaje a la Luna es una película del año 1902. Dura en torno a unos diez minutos y puede ser considerada la primera película de ciencia ficción de la historia. Su título no es nada alegórico, ya que la película cuenta la historia de un científico que propone crear un cohete para llegar a la luna. Este científico recibe el apoyo de muchos sabios y su proyecto es aprobado, y poco después tanto él como su equipo consiguen pisar suelo lunar y encontrarse con los selenitas, habitantes de la Luna. Esta película tiene las mismas características comunes a la mayoría de obras de Méliès: asombrosos efectos especiales, muchísima imaginación y sobre todo, un toque de humor y surrealismo.
También pudimos ver la película titulada Barbazul, adaptación de la célebre historia de Perrault, y nos sorprendimos al descubrir que también fue pionero Méliès en darle color a sus fotogramas para hacer más real aún lo que grababa. De entre todo lo que vimos, una de las películas que más me llamaron a mí la atención fue El Diablo Negro, un corto que le encantaría a Iker Jiménez, pues no es más que la historia de un poltergeist, contada, eso sí, siempre en clave de humor.
Aquí podéis ver el corto Viaje a la Luna, y aquí os dejo también el de El Diablo Negro. Sin duda alguna, George Méliès se ha ganado el título de recopetín de cineasta, pues él dio un paso decisivo en la historia del cine, y gracias a su trabajo hoy podemos disfrutar de un mundo maravilloso que nunca deja de sorprenderlos. Méliès supo aunar el arte y la ciencia para crear otra forma de contar historias, otra forma de entretemiento, y gracias a él hoy podemos hablar de la magia del cine.
Supongo que siendo vosotros tan cinéfilos ya sabréis quién es este buen señor, o al menos el nombre os suena. Pero como siempre hay alguno que todavía no ha visto El Padrino, os voy a poner un poco en situación. George Méliès podría considerarse el primer cineasta de la historia. Aunque el cine propiamente dicho lo inventaron los hermanos Lumière, ellos tenían pensado darle otro uso más científico al aparatito que acababan de crear. Afortundamente para todos nosotros, Geroge Méliès era un gran aficionado a la magia, y pensó que el cinematógrafo le podía servir muy bien para crear nuevos trucos. Así, como los Lumière no quisieron venderle su invento, Méliès creó su propia cámara y empezó a experimentar con ella. Hoy en día Méliès es enormemente reconocido, y puede ser considerado el padre de los efectos especiales.
Los que asistimos a la proyección tuvimos la suerte de escuchar todos estos datos de la boca de su bisnieta, que era la encargada de presentar el acto e introducir cada película. También disfrutamos de su tataranieto, que acompañaba las películas con piezas musicales al piano. En total se proyectaron diecisiete películas. Una pequeñísima parte de su obra, pues se le atribuyen más de quinientas. Entre las piezas elegidas, los asistentes pudimos disfrutar desde películas que no fueron más que experimientos hasta verdaderas obras maestras, como es el caso de la famosísima Viaje a la Luna.
Viaje a la Luna es una película del año 1902. Dura en torno a unos diez minutos y puede ser considerada la primera película de ciencia ficción de la historia. Su título no es nada alegórico, ya que la película cuenta la historia de un científico que propone crear un cohete para llegar a la luna. Este científico recibe el apoyo de muchos sabios y su proyecto es aprobado, y poco después tanto él como su equipo consiguen pisar suelo lunar y encontrarse con los selenitas, habitantes de la Luna. Esta película tiene las mismas características comunes a la mayoría de obras de Méliès: asombrosos efectos especiales, muchísima imaginación y sobre todo, un toque de humor y surrealismo.
También pudimos ver la película titulada Barbazul, adaptación de la célebre historia de Perrault, y nos sorprendimos al descubrir que también fue pionero Méliès en darle color a sus fotogramas para hacer más real aún lo que grababa. De entre todo lo que vimos, una de las películas que más me llamaron a mí la atención fue El Diablo Negro, un corto que le encantaría a Iker Jiménez, pues no es más que la historia de un poltergeist, contada, eso sí, siempre en clave de humor.
Aquí podéis ver el corto Viaje a la Luna, y aquí os dejo también el de El Diablo Negro. Sin duda alguna, George Méliès se ha ganado el título de recopetín de cineasta, pues él dio un paso decisivo en la historia del cine, y gracias a su trabajo hoy podemos disfrutar de un mundo maravilloso que nunca deja de sorprenderlos. Méliès supo aunar el arte y la ciencia para crear otra forma de contar historias, otra forma de entretemiento, y gracias a él hoy podemos hablar de la magia del cine.
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17 mar 2011
Invasión Travesti
El lunes fue un día especialmente raro para mí, los que me conozcan ya sabrán por qué. Pero yo soy una persona feliz por naturaleza y no podía permitirme el venirme abajo, con lo bonita que es la vida. Así que decidí empezar a enganchar un planazo con otro hasta que se me pasara la pena que ahondaba en mi corazón, y uno de los mejores planes que puede haber en esta vida, más para un cinéfilo, es ver por primera vez la ópera prima de uno de tus directores favoritos. Y así es como, por fin, el lunes pude decir: ¡Ya he visto todo lo que hay que ver de Paco Cabezas!
Por si alguno todavía no sabe quién es Paco Cabezas, que no lo busque en Imdb, que ya se lo cuento yo. Paco Cabezas es un director y guionista de cine, pero además de eso, es uno de mis directores y guionistas de cine favoritos, que eso ya sí que tiene mérito. Entre sus trabajos podemos encontrar peliculones como Sexykiller (del que solo es guionista) o una película que os sonará más, Carne de Neón, que acaba de estar hace poquito en el cine y que, tengo la sensación, ha pasado un poco desapercibida con lo peliculón que es. De hecho, si os fijáis, aquí a la derecha tengo una lista con las diez mejores películas de la temporada, y... ¿quién está la primera? sí, Carne de Neón, lo que quiere decir que os la recomiendo muy mucho a todos los que no la hayáis visto.
Pero lo que hoy nos incumbe es otra cosa. Hoy vengo a hablaros de Invasión Travesti, la primera película de Paco Cabezas en colaboración con Jerónimo de los Santos. Os diría de qué va, pero tampoco creáis que me ha quedado muy claro. Va de una chica que es heterosexual, pero es la última heterosexual del planeta y bueno, ya os imagináis el drama. Luego también hay un cura, que debe de ser el hermano de la hetero y... un supertravesti, Laura Crawford, que es la mala de la película.
He de reconocer que muy clara, muy clara, esta película no me ha quedado, así que igual lo que yo os cuento se aleja un poco de la realidad. No obstante, me comprometo a volver a verla y a sacar de ella todo lo que pueda.
Lo que más me ha gustado de la película, es que está dirigida por Las Perras de Satán. ¿Cómo os quedáis? Muertas en la bañera, supongo. Fijáos si yo estaría destinada a amar el trabajo de Paco Cabezas que hasta adopté su pseudónimo sin yo saberlo. Según sus propias palabras, a la pregunta de ¿Por qué ese nombre? Paco y Jerónimo respondían: "principalmente porque esta ciudad [Sevilla] está muy marcada por un pasado religioso. Con Satán nos uníamos a una corriente alternativa que tomaba como punto de partida el humor y la ironía, un humor un tanto transgresivo."
Y poco más os puedo decir. ¿Que sí la recomiendo? Pues mira... no sabría yo qué deciros. Yo, desde lo más profundo de mi corazoncito, os tengo que decir: sí, os la recomiendo. Porque en esta vida hay que ver de todo. Pero sé que a la gran mayoría de los que me estáis leyendo no os va a gustar un pelo, así que mira, hacéis lo que os salga del coño. Yo, cumplo, y os dejo aquí el enlace para poder verla, pero luego no me vengáis a decir que qué película era esa. Y si alguno os atrevéis, por supuesto, me encantaría conocer vuestra opinión. La mía es que esta película no pasa de un ojete de monico por ahora, porque a Dios pongo por testigo de que volveré a verla, y quizá mi opinión cambie.
Por si alguno todavía no sabe quién es Paco Cabezas, que no lo busque en Imdb, que ya se lo cuento yo. Paco Cabezas es un director y guionista de cine, pero además de eso, es uno de mis directores y guionistas de cine favoritos, que eso ya sí que tiene mérito. Entre sus trabajos podemos encontrar peliculones como Sexykiller (del que solo es guionista) o una película que os sonará más, Carne de Neón, que acaba de estar hace poquito en el cine y que, tengo la sensación, ha pasado un poco desapercibida con lo peliculón que es. De hecho, si os fijáis, aquí a la derecha tengo una lista con las diez mejores películas de la temporada, y... ¿quién está la primera? sí, Carne de Neón, lo que quiere decir que os la recomiendo muy mucho a todos los que no la hayáis visto.
Pero lo que hoy nos incumbe es otra cosa. Hoy vengo a hablaros de Invasión Travesti, la primera película de Paco Cabezas en colaboración con Jerónimo de los Santos. Os diría de qué va, pero tampoco creáis que me ha quedado muy claro. Va de una chica que es heterosexual, pero es la última heterosexual del planeta y bueno, ya os imagináis el drama. Luego también hay un cura, que debe de ser el hermano de la hetero y... un supertravesti, Laura Crawford, que es la mala de la película.
He de reconocer que muy clara, muy clara, esta película no me ha quedado, así que igual lo que yo os cuento se aleja un poco de la realidad. No obstante, me comprometo a volver a verla y a sacar de ella todo lo que pueda.
Lo que más me ha gustado de la película, es que está dirigida por Las Perras de Satán. ¿Cómo os quedáis? Muertas en la bañera, supongo. Fijáos si yo estaría destinada a amar el trabajo de Paco Cabezas que hasta adopté su pseudónimo sin yo saberlo. Según sus propias palabras, a la pregunta de ¿Por qué ese nombre? Paco y Jerónimo respondían: "principalmente porque esta ciudad [Sevilla] está muy marcada por un pasado religioso. Con Satán nos uníamos a una corriente alternativa que tomaba como punto de partida el humor y la ironía, un humor un tanto transgresivo."
Y poco más os puedo decir. ¿Que sí la recomiendo? Pues mira... no sabría yo qué deciros. Yo, desde lo más profundo de mi corazoncito, os tengo que decir: sí, os la recomiendo. Porque en esta vida hay que ver de todo. Pero sé que a la gran mayoría de los que me estáis leyendo no os va a gustar un pelo, así que mira, hacéis lo que os salga del coño. Yo, cumplo, y os dejo aquí el enlace para poder verla, pero luego no me vengáis a decir que qué película era esa. Y si alguno os atrevéis, por supuesto, me encantaría conocer vuestra opinión. La mía es que esta película no pasa de un ojete de monico por ahora, porque a Dios pongo por testigo de que volveré a verla, y quizá mi opinión cambie.
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15 mar 2011
Cabaret
Siento un poco de presión a la hora de escribir unas palabras sobre una película tan mítica como esta, porque seguro que todos vosotros la conocéis de sobra y podríais decir de ella mucho más que yo, mientras que servidora, que se declara públicamente cinéfila, la ha visto por primera vez antes de ayer. Eso sí, la banda sonora me la sabía de memorieta desde hace mucho tiempo.
Para el que no lo sepa, el musical es mi género preferido. Me encanta el cine y me encanta la música, así que estaba de Dios que los musicales me tenían que gustar. Además, como crecí con las películas de Disney, estaba acostumbrada a que la trama de una película se parase para dar paso a un temazo antes de continuar con la historia. Y como amante de los musicales no podía permitirme por más tiempo vivir sin haber visto uno de los más grandes de la historia: Cabaret.
Cabaret es la historia de una mujer encantadora: Sally Bowles, a quien da vida la famosísima Liza Minelli. El personaje de Sally es arrollador, consigue enamorarnos y divertirnos a todos tanto como al otro protagonista, Brian Roberts, que no tarda en caer rendido ante sus encantos.
De la mano del maestro de ceremonias, personaje ya histórico en el ámbito del cine, el espectador entra en el cabaret dejando atrás sus problemas y con ganas de disfrutar del espectáculo. Podría parecer que este no es un musical convencional, pues los números musicales están sacados de la historia principal: todos ellos tienen lugar sobre el escenario del Kit Kat Club mientras que la trama se va desarrollando paralelamente fuera de él. Pero no es así, cada número musical aporta una reflexión sobre la vida y sobre lo que le está pasando a Sally fuera de allí.
Y es que esta película no se para a explicar en ningún momento lo que está ocurriendo, simplemente lo muestra para que el espectador sea capaz de comprenderlo. Porque Cabaret no es solo una historia de amor, también es un relato histórico de uno de los momentos más importantes de la historia de Alemania: el auge del nazismo. El tema musical Tomorrow belongs to me da buena cuenta de ello, y llega a resultar tan escalofriante como el famoso abrigo rojo de La lista de Shindler o las escenas más explícitas de El Pianista.
Pero si hablamos de temas musicales, no podemos sino despedirnos igual que lo hace la película, con un canto a la alegría, a la diversión, a la vida y al arte, con una canción que recoge la esencia de la película y del personaje de Sally y que ya forma parte de todos nosotros, pues hasta el que no ha visto la película se la sabe.
Como dice la canción, I love a Cabaret, así que tengo que darle a esta película un super copón de película y os animo a todos aquellos que, como yo hace unos días, todavía no la hayáis visto, a que le echéis un vistazo.
Para el que no lo sepa, el musical es mi género preferido. Me encanta el cine y me encanta la música, así que estaba de Dios que los musicales me tenían que gustar. Además, como crecí con las películas de Disney, estaba acostumbrada a que la trama de una película se parase para dar paso a un temazo antes de continuar con la historia. Y como amante de los musicales no podía permitirme por más tiempo vivir sin haber visto uno de los más grandes de la historia: Cabaret.
Cabaret es la historia de una mujer encantadora: Sally Bowles, a quien da vida la famosísima Liza Minelli. El personaje de Sally es arrollador, consigue enamorarnos y divertirnos a todos tanto como al otro protagonista, Brian Roberts, que no tarda en caer rendido ante sus encantos.
De la mano del maestro de ceremonias, personaje ya histórico en el ámbito del cine, el espectador entra en el cabaret dejando atrás sus problemas y con ganas de disfrutar del espectáculo. Podría parecer que este no es un musical convencional, pues los números musicales están sacados de la historia principal: todos ellos tienen lugar sobre el escenario del Kit Kat Club mientras que la trama se va desarrollando paralelamente fuera de él. Pero no es así, cada número musical aporta una reflexión sobre la vida y sobre lo que le está pasando a Sally fuera de allí.
Y es que esta película no se para a explicar en ningún momento lo que está ocurriendo, simplemente lo muestra para que el espectador sea capaz de comprenderlo. Porque Cabaret no es solo una historia de amor, también es un relato histórico de uno de los momentos más importantes de la historia de Alemania: el auge del nazismo. El tema musical Tomorrow belongs to me da buena cuenta de ello, y llega a resultar tan escalofriante como el famoso abrigo rojo de La lista de Shindler o las escenas más explícitas de El Pianista.
Pero si hablamos de temas musicales, no podemos sino despedirnos igual que lo hace la película, con un canto a la alegría, a la diversión, a la vida y al arte, con una canción que recoge la esencia de la película y del personaje de Sally y que ya forma parte de todos nosotros, pues hasta el que no ha visto la película se la sabe.
Como dice la canción, I love a Cabaret, así que tengo que darle a esta película un super copón de película y os animo a todos aquellos que, como yo hace unos días, todavía no la hayáis visto, a que le echéis un vistazo.
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13 mar 2011
Battle Royale
Como muchos de vosotros sabréis, el 11 de Marzo ocurrió una gran catástrofe a nivel mundial. No, no estoy hablando del estreno de Torrente 4, sino del fatal terremoto que sacudió Japón y el posterior tsunami y el ataque de Godzila. Y yo, que soy una persona muy comprometida con las causas, así, en general, me vi esta película en la que también mueren muchos japoneses: Battle Royale.
(Como últimamente está la internet muy quejicosa con las bromas sobre gente que muere, quiero pedir disculpas por mi primer párrafo. Estoy volviendo a ver The Office compulsivamente y ESE humor se me está pegando. ¡¡PERO ME ENCANTA!! Aunque, evidentemente, estoy muy apenada y asustada por lo ocurrido. Como diría Bisbal, el Fujiyama nunca se había visto tan desolado. Mierda, lo he vuelto a hacer. Vuelvo a pedir disculpas)
En realidad es todo mentira porque vi Battle Royale el domingo pasado, hace exactamente una semana. Muchos eran los que me habían hablado muy bien de esta película, y aunque a mí el cine asiático no me tira mucho, por fin me decidí calmar mi sed de sangre la semana pasada echándole un ojete(films) a la peli.
Por si hay algún murciano leyéndome (joder, cómo estamos hoy) Battle Royale cuenta la historia de la instauración de una nueva ley en la educación por la que, anualmente, se elige a una clase al azar de entre todos los colegios llenos de alumnos fracasados y sin amor al conocimiento y se lleva a todos sus muchachos a una isla donde tendrán que matarse los unos a los otros hasta que solo quede uno. No es un argumentazo, pero la carnaza está asegurada. Vamos, que todo eso de la ley, aunque original, no es más que un pretexto para una buena película gore.
Es como ver Humor Amarillo pero con sangre de mentira. Y es como ver Humor Amarillo hasta tal punto que incluso el malote es Takeshi Kitano, un hombre al que admiro muchísimo pues ha hecho del sufrimiento del japonés un modo y un medio de vida. Es que, para el que no lo sepa, a mí ver japoneses cayéndose siempre me ha hecho mucha gracia. Si son de otra procedencia ya no me hace gracia ninguna, no soy de ese tipo de gente que busca videos de caídas en el youtube para reirse un rato. A mí las caídas me dan cosica, pero si el que se cae es japonés, entonces sí, ¡entonces sí!
Así que, en ese sentido, Battle Royale me ha gustado mucho. Pero solo en ese, porque en todo lo demás me ha parecido bastante regulera. Hasta ha habido un momento que he pensando "creo que me aburro", porque al final, tanta muerte, termina cansando.
Y luego está mi gran problema con el cine asiático, que es el de los personajes. Como es muy normal, en una película se tiende a coger cariño al protagonista, a sentirte identificado con él, sufrir y alegrarte con él, pasar miedo, tener disgustos, tener orgasmos (esto generalmente solo pasa con el porno)... pero claro, si no lo reconoces, no puedes tener todos estos sentimientos. ¿Que a qué me refiero con esto? Pues a que a mí siempre siempre siempre me ha pasado que en las películas asiáticas, como todos los chinos son iguales, a veces me confundo con quién será quién, y encima como los nombres son tan raros, a veces no me quedo con ellos y eso hace que se me complique más el asunto. Pues imagináos lo que ha sido ver esta película, que hay como cuarenta niños con sus cuarenta nombres. Un caos, un caos. He de reconocerlo. Ha habido un momento en el que le cambiaron el peinado al protagonista y yo ya pensé que había muerto y que el protagonista con el pelo cambiado era otro personaje.
Total, que no sé si porque la película, al fin y al cabo, no es para tanto, si porque una es rubia y se ha perdido con tanto ojo rasgado o porque tenía un mal día, la cosa es que Battle Royale no me ha parecido gran cosa. Simplemente entretenida. Con lo cual, le tengo que dar un ojete de monico, y no más.
(Como últimamente está la internet muy quejicosa con las bromas sobre gente que muere, quiero pedir disculpas por mi primer párrafo. Estoy volviendo a ver The Office compulsivamente y ESE humor se me está pegando. ¡¡PERO ME ENCANTA!! Aunque, evidentemente, estoy muy apenada y asustada por lo ocurrido. Como diría Bisbal, el Fujiyama nunca se había visto tan desolado. Mierda, lo he vuelto a hacer. Vuelvo a pedir disculpas)
En realidad es todo mentira porque vi Battle Royale el domingo pasado, hace exactamente una semana. Muchos eran los que me habían hablado muy bien de esta película, y aunque a mí el cine asiático no me tira mucho, por fin me decidí calmar mi sed de sangre la semana pasada echándole un ojete(films) a la peli.
Por si hay algún murciano leyéndome (joder, cómo estamos hoy) Battle Royale cuenta la historia de la instauración de una nueva ley en la educación por la que, anualmente, se elige a una clase al azar de entre todos los colegios llenos de alumnos fracasados y sin amor al conocimiento y se lleva a todos sus muchachos a una isla donde tendrán que matarse los unos a los otros hasta que solo quede uno. No es un argumentazo, pero la carnaza está asegurada. Vamos, que todo eso de la ley, aunque original, no es más que un pretexto para una buena película gore.
Es como ver Humor Amarillo pero con sangre de mentira. Y es como ver Humor Amarillo hasta tal punto que incluso el malote es Takeshi Kitano, un hombre al que admiro muchísimo pues ha hecho del sufrimiento del japonés un modo y un medio de vida. Es que, para el que no lo sepa, a mí ver japoneses cayéndose siempre me ha hecho mucha gracia. Si son de otra procedencia ya no me hace gracia ninguna, no soy de ese tipo de gente que busca videos de caídas en el youtube para reirse un rato. A mí las caídas me dan cosica, pero si el que se cae es japonés, entonces sí, ¡entonces sí!
Así que, en ese sentido, Battle Royale me ha gustado mucho. Pero solo en ese, porque en todo lo demás me ha parecido bastante regulera. Hasta ha habido un momento que he pensando "creo que me aburro", porque al final, tanta muerte, termina cansando.
Y luego está mi gran problema con el cine asiático, que es el de los personajes. Como es muy normal, en una película se tiende a coger cariño al protagonista, a sentirte identificado con él, sufrir y alegrarte con él, pasar miedo, tener disgustos, tener orgasmos (esto generalmente solo pasa con el porno)... pero claro, si no lo reconoces, no puedes tener todos estos sentimientos. ¿Que a qué me refiero con esto? Pues a que a mí siempre siempre siempre me ha pasado que en las películas asiáticas, como todos los chinos son iguales, a veces me confundo con quién será quién, y encima como los nombres son tan raros, a veces no me quedo con ellos y eso hace que se me complique más el asunto. Pues imagináos lo que ha sido ver esta película, que hay como cuarenta niños con sus cuarenta nombres. Un caos, un caos. He de reconocerlo. Ha habido un momento en el que le cambiaron el peinado al protagonista y yo ya pensé que había muerto y que el protagonista con el pelo cambiado era otro personaje.
Total, que no sé si porque la película, al fin y al cabo, no es para tanto, si porque una es rubia y se ha perdido con tanto ojo rasgado o porque tenía un mal día, la cosa es que Battle Royale no me ha parecido gran cosa. Simplemente entretenida. Con lo cual, le tengo que dar un ojete de monico, y no más.
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9 mar 2011
Zeitgeist: The Movie
Zeitgeist es una serie de documentales que intentan explicarnos cómo funciona realmente el mundo en el que vivimos. Hace poquito salía ya la tercera parte de esta saga, lo cual me animó a volver a verme las dos primeras partes antes de seguir adelante, puesto que las ví hace ya un par de añitos.
En este caso vamos a hablar del primer documental. Zeitgeist es un documental con tres capítulos. El primero de ellos habla sobre las religiones en general y la religión cristiana en particular, y sobre cómo se crean los mitos. El segundo aborda el tema del 11S y la posibilidad de que fuera un atentado llevado a cabo bajo la supervisión del gobierno de los Estados Unidos. Y por último, el tercer capítulo trata sobre la reserva federal de EEUU y el poder de los grandes banqueros estadounidenses.
Aunque parezcan tres temas que, en principio, no tienen mucho que ver entre sí, este documental se encarga de enlazarlos para presentarnos una teoría que parece bastante lógica, aunque claro, nunca sabremos si es cierta. Recuerdo que la primera vez que vi este documental quedé bastante impresionada por las conclusiones que se obtienen. En este segundo visionado, como ya sabía lo que me iba a esperar, he tratado de entender mejor cada teoría por separado, aunque, sinceramente, la parte de la economía siempre se me resiste bastante.
Después de la aparición de este primer documental se formó un gran debate en torno a si lo que cuenta era del todo cierto o simplemente era un documental para manipular la opinión pública. Son muchas las personas que lo han defendido a ultranza pero también son muchos los que dicen que es totalmente falso. Yo, sinceramente, me lo creo. No sé si porque lo explican de una manera demasiado lógica o por la cantidad de ejemplos y similitudes que aportan a sus teorías, pero me lo creo.
Os recomiendo echarle un vistazo porque yo creo que al menos hay que tener en cuenta lo que propone. Podéis ver todos los documentales en su página web, que es esta, y luego me contáis que os ha parecido a vosotros. Yo le doy un copón de documental porque aunque es bastante "sencillo" por no decir cutre en su presentación, es muy efectivo en su intención.
En este caso vamos a hablar del primer documental. Zeitgeist es un documental con tres capítulos. El primero de ellos habla sobre las religiones en general y la religión cristiana en particular, y sobre cómo se crean los mitos. El segundo aborda el tema del 11S y la posibilidad de que fuera un atentado llevado a cabo bajo la supervisión del gobierno de los Estados Unidos. Y por último, el tercer capítulo trata sobre la reserva federal de EEUU y el poder de los grandes banqueros estadounidenses.
Aunque parezcan tres temas que, en principio, no tienen mucho que ver entre sí, este documental se encarga de enlazarlos para presentarnos una teoría que parece bastante lógica, aunque claro, nunca sabremos si es cierta. Recuerdo que la primera vez que vi este documental quedé bastante impresionada por las conclusiones que se obtienen. En este segundo visionado, como ya sabía lo que me iba a esperar, he tratado de entender mejor cada teoría por separado, aunque, sinceramente, la parte de la economía siempre se me resiste bastante.
Después de la aparición de este primer documental se formó un gran debate en torno a si lo que cuenta era del todo cierto o simplemente era un documental para manipular la opinión pública. Son muchas las personas que lo han defendido a ultranza pero también son muchos los que dicen que es totalmente falso. Yo, sinceramente, me lo creo. No sé si porque lo explican de una manera demasiado lógica o por la cantidad de ejemplos y similitudes que aportan a sus teorías, pero me lo creo.
Os recomiendo echarle un vistazo porque yo creo que al menos hay que tener en cuenta lo que propone. Podéis ver todos los documentales en su página web, que es esta, y luego me contáis que os ha parecido a vosotros. Yo le doy un copón de documental porque aunque es bastante "sencillo" por no decir cutre en su presentación, es muy efectivo en su intención.
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6 mar 2011
The Office (USA) 1º y 2º temporadas
AVISO: Podría contener spoilers y cáscaras de almendra
No es la primera vez que hablo por aquí de The Office, pero tampoco es la primera vez que veo esta serie. De hecho, es la segunda. O casi la "tercera", porque hace mucho, mucho tiempo, recuerdo haber sacado de la biblioteca la primera temporada de esta serie, haber puesto el primer capítulo, y haberlo quitado a los cinco minutos porque no le encontraba la gracia. No sé por qué me pasó eso, porque hoy en día The Office es una de mis series favoritas. No me atrevería a decir mi favorita favoritísima, pero sí está en mi Top3.
Aunque tenemos que agradecerle este milagro de la televisión al polémico y genial Ricky Gervais, la verdad es que yo me quedo con la versión americana. No hay nadie como Michael Scott, y... bueno, ya he hecho público varias veces por aquí mi amor hacia Steve Carell.
Michael Scott es el gerente de una sucursal de Dunder Mifflin en Scranton. Junto a él trabajan sus empleados (Jim, Dwight, Angela, Ryan, Óscar...) y su secretaria, Pam. Para Michael su oficina lo es todo, y sus empleados son como su familia, y nunca dejará de preocuparse por ellos. Visto así, podría parecer incluso utópico de lo bien que suena, pero el problema es que Michael es una persona especial, con un sentido muy especial de la realidad.
Pero no solo de Michael vive The Office, y es que cada uno de los personajes que trabajan en esa oficina tienen su puntito cómico. Desde la inocencia de Phyllips hasta la locura surrealista de Dwight, cada uno de ellos consigue hacernos reir de una manera diferente.
La serie está grabada como si fuera un falso documental, para dar un toque más real a todo lo que ocurre y para experimentar otra forma de hacer humor. Por un lado, vemos las diferentes anécdotas que se van sucediendo en esa oficina, y por otro, tenemos los testimonios de todos los trabajadores sobre lo que está ocurriendo.
Lo mejor de la serie (no, no creáis que voy a decir que es Dwight) son sus guiones. He aprendido muchísimo viendo esta serie y he visto cosas que creía que jamás podrían ser vistas. Destacaría una escena entre Jim y Pam en la que Jim no puede hablar por un juego que se traen y Pam le dice, para picarle, que puede decirle lo que quiera. Entonces Jim y Pam hablan con su mirada, y eso es maravilloso. Por supuesto, sin un reparto tan bueno esas escenas no podrían llevarse a cabo, pero está claro que la base de una serie como esa es un guión perfecto.
Una serie que nunca olvidaré, que ha cambiado mi forma de ver la comedia y que siempre tendré como referencia. Por supuesto, se merece el recopetín de serie.
No es la primera vez que hablo por aquí de The Office, pero tampoco es la primera vez que veo esta serie. De hecho, es la segunda. O casi la "tercera", porque hace mucho, mucho tiempo, recuerdo haber sacado de la biblioteca la primera temporada de esta serie, haber puesto el primer capítulo, y haberlo quitado a los cinco minutos porque no le encontraba la gracia. No sé por qué me pasó eso, porque hoy en día The Office es una de mis series favoritas. No me atrevería a decir mi favorita favoritísima, pero sí está en mi Top3.
Aunque tenemos que agradecerle este milagro de la televisión al polémico y genial Ricky Gervais, la verdad es que yo me quedo con la versión americana. No hay nadie como Michael Scott, y... bueno, ya he hecho público varias veces por aquí mi amor hacia Steve Carell.
Michael Scott es el gerente de una sucursal de Dunder Mifflin en Scranton. Junto a él trabajan sus empleados (Jim, Dwight, Angela, Ryan, Óscar...) y su secretaria, Pam. Para Michael su oficina lo es todo, y sus empleados son como su familia, y nunca dejará de preocuparse por ellos. Visto así, podría parecer incluso utópico de lo bien que suena, pero el problema es que Michael es una persona especial, con un sentido muy especial de la realidad.
Pero no solo de Michael vive The Office, y es que cada uno de los personajes que trabajan en esa oficina tienen su puntito cómico. Desde la inocencia de Phyllips hasta la locura surrealista de Dwight, cada uno de ellos consigue hacernos reir de una manera diferente.
La serie está grabada como si fuera un falso documental, para dar un toque más real a todo lo que ocurre y para experimentar otra forma de hacer humor. Por un lado, vemos las diferentes anécdotas que se van sucediendo en esa oficina, y por otro, tenemos los testimonios de todos los trabajadores sobre lo que está ocurriendo.
Lo mejor de la serie (no, no creáis que voy a decir que es Dwight) son sus guiones. He aprendido muchísimo viendo esta serie y he visto cosas que creía que jamás podrían ser vistas. Destacaría una escena entre Jim y Pam en la que Jim no puede hablar por un juego que se traen y Pam le dice, para picarle, que puede decirle lo que quiera. Entonces Jim y Pam hablan con su mirada, y eso es maravilloso. Por supuesto, sin un reparto tan bueno esas escenas no podrían llevarse a cabo, pero está claro que la base de una serie como esa es un guión perfecto.
Una serie que nunca olvidaré, que ha cambiado mi forma de ver la comedia y que siempre tendré como referencia. Por supuesto, se merece el recopetín de serie.
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4 mar 2011
Lizzie Superstar
Ha llegado el momento de hacer una confesión pública, y es que, cuando yo era una teenager seguía fervientemente dos series en el club megatrix: Malcolm in the middle y Lizzie McGuire. Imagináos la alegría que me llevé el día que se hicieron novios y rodaron películas juntas y luego hicieron cameos en sus respectivas series. Pues bien, como recuerdo de esos años de gloria quise verme hace unos días la película de Lizzie McGuire, que se llama Lizzie Superstar, y que es una patata.
Es verdad que hace mucho tiempo que no veo un capítulo de la serie, pero yo los recuerdo graciosos y entretenidos. Pero lo de esta película es... ¡el no va más! Para que os vayáis haciendo una idea, la trama es esta: Lizzie se va a Roma de viaje de estudios con sus compañeros de clase. Para empezar, ya echamos de menos a Miranda, la inseparable amiga de Lizzie, que al parecer fue la más lista de todo el reparto y decidió no salir en la película. El que sí está es Gordo, el eterno pagafantas de Lizzie, que tiene aguante digno de un mártir, el pobre, y encima se lleva todas las regañinas para que su amiga Lizzie se salga con la suya. Él pensará que es un buen amigo, pero lo que es, es gilipollas.
Una vez en Roma, a Lizzie la confunde un galanazo de que tiene que ayudarle con su duo musical, porque la mitad de ese duo, o sea, la chica, lo ha abandonado y, casualmente, Lizzie es exactamente igual a ella físicamente. Así que el chico la engatusa enseñándole Roma y diciéndole lo bien que canta para que, al final, Lizzie cante con él y el muchacho siga forrándose como lo había estado haciendo hasta el momento. ¡Menudo dramón, señora!
Como podéis intuir, la película es una basura. No tiene ni pies ni cabeza y no sirve ni para echarse la siesta con ella de fondo. Es una ridiculez y da hasta vergüenza ajena, así que lo menos que se merece, por mi parte, es un ojete de ballena.
Es verdad que hace mucho tiempo que no veo un capítulo de la serie, pero yo los recuerdo graciosos y entretenidos. Pero lo de esta película es... ¡el no va más! Para que os vayáis haciendo una idea, la trama es esta: Lizzie se va a Roma de viaje de estudios con sus compañeros de clase. Para empezar, ya echamos de menos a Miranda, la inseparable amiga de Lizzie, que al parecer fue la más lista de todo el reparto y decidió no salir en la película. El que sí está es Gordo, el eterno pagafantas de Lizzie, que tiene aguante digno de un mártir, el pobre, y encima se lleva todas las regañinas para que su amiga Lizzie se salga con la suya. Él pensará que es un buen amigo, pero lo que es, es gilipollas.
Una vez en Roma, a Lizzie la confunde un galanazo de que tiene que ayudarle con su duo musical, porque la mitad de ese duo, o sea, la chica, lo ha abandonado y, casualmente, Lizzie es exactamente igual a ella físicamente. Así que el chico la engatusa enseñándole Roma y diciéndole lo bien que canta para que, al final, Lizzie cante con él y el muchacho siga forrándose como lo había estado haciendo hasta el momento. ¡Menudo dramón, señora!
Como podéis intuir, la película es una basura. No tiene ni pies ni cabeza y no sirve ni para echarse la siesta con ella de fondo. Es una ridiculez y da hasta vergüenza ajena, así que lo menos que se merece, por mi parte, es un ojete de ballena.
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2 mar 2011
Primos
Definitivamente Daniel Sánchez Arévalo es un director y guionista a tener en cuenta. Si hasta hace tan solo un par de semanas solo había visto su ópera prima, AzulOscuroCasiNegro, que me dejó buen sabor de boca pero tampoco me cambió la vida, desde que he conocido su lado más cómico, con Gordos, comentada por aquí hace poquito, y ahora con Primos, me rindo por completo a sus encantos.
Me acuerdo cuando David Muñoz nos decía que qué típico era escribir una historia sobre el fracasado que vuelve al pueblo. Que en todas las ediciones del máster de guion siempre salía una historia de esas. Y ese es básicamente el argumento de Primos: la boda de Diego se ha cancelado y él, de la mano de sus primos, decide volver a Comillas, su pueblo de la infancia, para buscar a su primer amor.
Primos es una película sencilla, y ese es su mayor mérito: poder emocionar y divertir con una historia sin pretensiones, y sorprender al espectador con una trama que muchos llamarían previsible.
El mérito de esta película está en haber creado a unos personajes inolvidables: los primos. Diego, el inmaduro, Julián, el chulo y José Miguel, el adorable, digo... el torturadísimo psicológicamente al que todo en esta vida le asusta. Típicos en su descripción, pero únicos al fin y al cabo. El espectador empatiza automáticamente con el protagonista, Diego, nada más comenzar la película: cualquiera puede entender lo que puede estar sufriendo una persona cuya novia no se ha presentado en el altar, y cualquiera puede reirse de eso también. Pero poco a poco los otros primos se van descubriendo ante nuestros ojos y empezamos a conocer a las personas que se esconden detrás de los tópicos.
Y todavía hay más. Para que la historia no cojee apoyada tan solo en esas tres patas, Sánchez Arévalo rodea a los tres primos de maravillosos secundarios: Martina, su hijo... Pero yo me quedo con Antonio de la Torre, que cuantas más películas suyas veo más lo admiro. Su personaje, El Bachi, no solo es un gran homenaje al cine, sino el encargado de ponerle ese toque dramático tan característico ya de Sánchez Arévalo a la película.
Y ya que hablamos de Antonio de la Torre vamos a comentar el resto del reparto, que es de lujo. No recordaba ya lo buen actor que era Quim Gutiérrez, y menos mal que Primos me lo ha recordado. Además, qué narices, está tan bueno... yo no lo abandonaba en el altar. Pero claro, vosotros, asiduos lectores, ya sabéis que yo bebo los vientos por Raúl Arévalo, y si su interpretación en Gordos me pareció magnífica, su trabajo en Primos no se queda atrás. Sin duda Julián es mi personaje favorito de este trío. Al que no tenía yo tan calado, pero empezaré a tener en cuenta es a Adrián Lastra, que me sigue sonando de algo pero no sé de qué.
En definitiva, una película correctísima. Correcto el guión, correcta la dirección, correcto el reparto, correcta la banda sonora, correctísimo el momento musical... Una película para reir y para llorar (a mí se me escapó alguna lagrimilla). Yo le doy un copón de película y os la recomiendo a todos.
Me acuerdo cuando David Muñoz nos decía que qué típico era escribir una historia sobre el fracasado que vuelve al pueblo. Que en todas las ediciones del máster de guion siempre salía una historia de esas. Y ese es básicamente el argumento de Primos: la boda de Diego se ha cancelado y él, de la mano de sus primos, decide volver a Comillas, su pueblo de la infancia, para buscar a su primer amor.
Primos es una película sencilla, y ese es su mayor mérito: poder emocionar y divertir con una historia sin pretensiones, y sorprender al espectador con una trama que muchos llamarían previsible.
El mérito de esta película está en haber creado a unos personajes inolvidables: los primos. Diego, el inmaduro, Julián, el chulo y José Miguel, el adorable, digo... el torturadísimo psicológicamente al que todo en esta vida le asusta. Típicos en su descripción, pero únicos al fin y al cabo. El espectador empatiza automáticamente con el protagonista, Diego, nada más comenzar la película: cualquiera puede entender lo que puede estar sufriendo una persona cuya novia no se ha presentado en el altar, y cualquiera puede reirse de eso también. Pero poco a poco los otros primos se van descubriendo ante nuestros ojos y empezamos a conocer a las personas que se esconden detrás de los tópicos.
Y todavía hay más. Para que la historia no cojee apoyada tan solo en esas tres patas, Sánchez Arévalo rodea a los tres primos de maravillosos secundarios: Martina, su hijo... Pero yo me quedo con Antonio de la Torre, que cuantas más películas suyas veo más lo admiro. Su personaje, El Bachi, no solo es un gran homenaje al cine, sino el encargado de ponerle ese toque dramático tan característico ya de Sánchez Arévalo a la película.
Y ya que hablamos de Antonio de la Torre vamos a comentar el resto del reparto, que es de lujo. No recordaba ya lo buen actor que era Quim Gutiérrez, y menos mal que Primos me lo ha recordado. Además, qué narices, está tan bueno... yo no lo abandonaba en el altar. Pero claro, vosotros, asiduos lectores, ya sabéis que yo bebo los vientos por Raúl Arévalo, y si su interpretación en Gordos me pareció magnífica, su trabajo en Primos no se queda atrás. Sin duda Julián es mi personaje favorito de este trío. Al que no tenía yo tan calado, pero empezaré a tener en cuenta es a Adrián Lastra, que me sigue sonando de algo pero no sé de qué.
En definitiva, una película correctísima. Correcto el guión, correcta la dirección, correcto el reparto, correcta la banda sonora, correctísimo el momento musical... Una película para reir y para llorar (a mí se me escapó alguna lagrimilla). Yo le doy un copón de película y os la recomiendo a todos.
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