Si de algo estoy segura es de que si yo hubiera nacido varón habría sido gayer, y si no hubiera sido así, qué disgustazo, porque hay que ver, con lo hetera que es una, lo que me gusta el mariposeo. Por eso, bueno, y por mi gusto por el cine, me decidí a ver el documental El Celuloide Oculto, una película sobre cómo se ha reflejado la homosexualidad en el cine a lo largo de su historia. Superinteresante, al menos para mí, que como nunca he sido bollera, no había estado tampoco nunca interesada en las películas de temática LGTB, y lo peor de todo, es que algunas las había visto pero no había sabido verlas de verdad.
El documental va contando, intercalando imágenes de películas y entrevistas a actores, directores, guionistas y demás, cómo han sido vistos los homosexuales en la gran pantalla, desde sus inicios hasta la actualidad. Bueno, y casi casi se puede decir que cómo han sido vistos los homosexuales a secas, porque si algo remarca esta película, y yo estoy totalmente de acuerdo, es que el cine tiene la capacidad de crear puntos de vista, prejuicios y opiniones difíciles de refutar. El cine crea ilusiones. ¿Quién no ha querido recibir un beso de película? Pero también crea desilusiones, y es que si en una película se meten con un negro, se ríen de una persona homosexual o dan una paliza a un latino, probablemente sea porque ocurre en la vida real, pero lo que será más probable es que esa burla se normalizará en la sociedad y se convertirá en un estereotipo solo por haber sido visto en una película.
Por fortuna o por desgracia, yo soy lo que se denomina "normal", y he tenido la suerte de que el cine siempre me ha hecho soñar. Primero quería ser princesa, luego quería ser cheerleader, luego quería ser mala mala, y ahora quiero ser guionista, y crear sueños para otros. Por eso este documental me ha parecido tan interesante, porque nunca me había puesto en la piel de una persona que se acerca al cine buscando un sueño, buscando una imagen a la que admirar, buscando sentirse identificado con el protagonista, y se encuentra con que, una y otra vez, ese protagonista acaba muy mal parado.
Por otra parte, este documental también me ha servido para acercarme a un rinconcito de la historia del cine que no conocía, y es que, como dije antes, no he visto muchas películas sobre homosexualidad, Almodóvar aparte. Así que todo lo que he sacado de este documental ha sido bueno, por lo tanto, tengo que reconocerle sus méritos y calificarlo como un copón de película, en este caso de documental.
30 oct 2010
25 oct 2010
Detroit Rock City
Sí, yo de toda la vida he llamado a esta película Cero en conducta, pero me hago la guay dirigiéndome a ella en su título original porque, seamos sinceros, el título americano mola mucho más. ¿Qué es eso de cero en conducta? Hombre, los chicos hacen sus gamberradillas, pero vamos... una película con ambiente de Kiss tiene que llamarse Detroit Rock City y nada más.
Como ahora estoy de subidón de ser fan de Kiss, he decidido volver a ver, ya por cuarta vez, que yo recuerde, una película que me gustaba mucho en mi adolescencia. Y oye, hay que ver qué buen gusto tenía, porque diez años más tarde la película me sigue entreteniendo como el primer día, pero no solo eso, es que los protas están buenorros, buenorros. Y lo que es mejor todavía, que es que en esta película sale mi novio. Mi novio en el cine, quiero decir. Cuando era pequeña, mientras otras niñas de mi cole eran emparejadas por sus madres con el hijito de sus amigas, yo ya presumía de haber elegido a mi novio por mí misma, y ese era John, el niño de Terminator, John Connor, vamos. No existía en el planeta niño más mono ni más guay que ese. Y una de las cosas que tengo que agradecerle a esta película es que me deje volver a ver a Edward Furlong en sus tiempos de gloria (porque ahora está así).
Pero vamos, que si la película mola es realmente por lo que ocurre, y es que Detroit Rock City cuenta la historia de cuatro amigos que quieren ir a ver un concierto de Kiss. Con una banda sonora elegantísima vamos conociendo la aventura que corren cuatro chicos de instituto que darían cualquier cosa por los Kiss, y que tienen que escaparse hasta de las garras de la Iglesia para poder hacer su sueño realidad.
Que por cierto, ahora que estoy buscando información sobre esta película en internet, me he encontrado con uno de los carteles que la promocionaron y me doy cuenta de que hay uno que es una tremenda mentira. Parece ser que los adolescentes del siglo XXI tenían que ser atraídos a esta película por el poco sexo que hay, en vez de ¡por ver una película en la que sale Kiss! ¡Qué juventud!
Pues la verdad es que no sé qué contaros de esta película. Es una chorradaza como un piano, una típica comedia americana de esas que muchos detestáis, previsible hasta la muerte y con un guión que se sostiene con pinzas, pero a mí todo eso me da igual porque mola. Yo le he puesto un ojete de monico, aunque en un primer momento pensé hasta en el copón de película, pero luego me dije "Bea, vuelve a la tierra, la peli es la mierda". Así que no os la recomiendo a no ser que seais unos perros de satán (en el sentido más heavy del término) como yo.
Como ahora estoy de subidón de ser fan de Kiss, he decidido volver a ver, ya por cuarta vez, que yo recuerde, una película que me gustaba mucho en mi adolescencia. Y oye, hay que ver qué buen gusto tenía, porque diez años más tarde la película me sigue entreteniendo como el primer día, pero no solo eso, es que los protas están buenorros, buenorros. Y lo que es mejor todavía, que es que en esta película sale mi novio. Mi novio en el cine, quiero decir. Cuando era pequeña, mientras otras niñas de mi cole eran emparejadas por sus madres con el hijito de sus amigas, yo ya presumía de haber elegido a mi novio por mí misma, y ese era John, el niño de Terminator, John Connor, vamos. No existía en el planeta niño más mono ni más guay que ese. Y una de las cosas que tengo que agradecerle a esta película es que me deje volver a ver a Edward Furlong en sus tiempos de gloria (porque ahora está así).
Pero vamos, que si la película mola es realmente por lo que ocurre, y es que Detroit Rock City cuenta la historia de cuatro amigos que quieren ir a ver un concierto de Kiss. Con una banda sonora elegantísima vamos conociendo la aventura que corren cuatro chicos de instituto que darían cualquier cosa por los Kiss, y que tienen que escaparse hasta de las garras de la Iglesia para poder hacer su sueño realidad.
Que por cierto, ahora que estoy buscando información sobre esta película en internet, me he encontrado con uno de los carteles que la promocionaron y me doy cuenta de que hay uno que es una tremenda mentira. Parece ser que los adolescentes del siglo XXI tenían que ser atraídos a esta película por el poco sexo que hay, en vez de ¡por ver una película en la que sale Kiss! ¡Qué juventud!
Pues la verdad es que no sé qué contaros de esta película. Es una chorradaza como un piano, una típica comedia americana de esas que muchos detestáis, previsible hasta la muerte y con un guión que se sostiene con pinzas, pero a mí todo eso me da igual porque mola. Yo le he puesto un ojete de monico, aunque en un primer momento pensé hasta en el copón de película, pero luego me dije "Bea, vuelve a la tierra, la peli es la mierda". Así que no os la recomiendo a no ser que seais unos perros de satán (en el sentido más heavy del término) como yo.
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21 oct 2010
Regreso al Futuro II
No contenta con llevarme un chasco viendo la primera parte de la famosísima trilogía, voy y me veo la segunda, siendo consciente de que, si no me gustó la primera, poco me iba a sorprender la segunda parte. Pero bueno, no sé si porque ya sabía yo a lo que venía o porque ya conocía un poco mejor la historia, la cosa es que la segunda parte de Regreso al Futuro me ha gustado más que la primera, aunque ambas partes me siguen pareciendo una chorradaza.
Como películas de aventuras, tanto esta segunda parte como la primera, me parecen simplemente correctas: son divertidas, son dinámicas, siempre está ocurriendo algo y además eso que ocurre es bastante alucinante, puesto que estamos hablando de viajes en el tiempo y demás. Pero claro, a mí las películas de aventuras me resultan bastante pesadas, generalmente, pero en el caso concreto de esta saga, los obstáculos, por llamarlos de alguna manera, con los que se enfrenta el protagonista para salvar su presente me parecen a veces hasta ridículos.
Tan ridículos como la interpretación del propio protagonista, Michael J. Fox, que el chico tiene caras muy graciosas, y su registro de "el sorprendido" me parece maravilloso, pero me cansa más que me divierte. Eso sí, Christopher Lloyd ha sido siempre y será un tío genial, así que de él no tengo ninguna queja.
No obstante, hay que reconocerle los méritos a la película, y es que no me extraña que en los ochenta fuera un bombazo, ya no solo por el tema a tratar, y por lo cuidados que están muchos detalles para que la magia funcione, sino por los efectos especiales tan bien cuidados. La primera contaba también con una estupenda banda sonora, aquí se olvidan un poco más del baile pero a cambio, viajamos al futuro y volvemos al pasado.
Seguiré en mi empeño de terminar la trilogía y tarde o temprano veré la tercera, aunque me da una pereza máxima porque ya se me mezcla lo poco que me gusta la historia con el género que me gusta menos todavía que las aventuras, que es el western, pero bueno, para que luego no digan que cómo no he visto Regreso al futuro a estas alturas de la vida. A esta segunda parte le pongo un ojete de monico, pero un ojete de monico muy alejado de lo bueno y más cercano a lo malo.
Como películas de aventuras, tanto esta segunda parte como la primera, me parecen simplemente correctas: son divertidas, son dinámicas, siempre está ocurriendo algo y además eso que ocurre es bastante alucinante, puesto que estamos hablando de viajes en el tiempo y demás. Pero claro, a mí las películas de aventuras me resultan bastante pesadas, generalmente, pero en el caso concreto de esta saga, los obstáculos, por llamarlos de alguna manera, con los que se enfrenta el protagonista para salvar su presente me parecen a veces hasta ridículos.
Tan ridículos como la interpretación del propio protagonista, Michael J. Fox, que el chico tiene caras muy graciosas, y su registro de "el sorprendido" me parece maravilloso, pero me cansa más que me divierte. Eso sí, Christopher Lloyd ha sido siempre y será un tío genial, así que de él no tengo ninguna queja.
No obstante, hay que reconocerle los méritos a la película, y es que no me extraña que en los ochenta fuera un bombazo, ya no solo por el tema a tratar, y por lo cuidados que están muchos detalles para que la magia funcione, sino por los efectos especiales tan bien cuidados. La primera contaba también con una estupenda banda sonora, aquí se olvidan un poco más del baile pero a cambio, viajamos al futuro y volvemos al pasado.
Seguiré en mi empeño de terminar la trilogía y tarde o temprano veré la tercera, aunque me da una pereza máxima porque ya se me mezcla lo poco que me gusta la historia con el género que me gusta menos todavía que las aventuras, que es el western, pero bueno, para que luego no digan que cómo no he visto Regreso al futuro a estas alturas de la vida. A esta segunda parte le pongo un ojete de monico, pero un ojete de monico muy alejado de lo bueno y más cercano a lo malo.
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16 oct 2010
La red social
Como diría Mauricio Colmenero: ¡tirí tirí tirí! Jesús, qué película tan buena. No soy capaz de asimilar tanto peliculón en tan poco tiempo. Hacía ya tiempo que no tenía una racha tan buena como esta última... esperemos que se alargue todo lo posible.
Supongo que todos los aquí presentes ya conocéis Facebook. Pues esta película va sobre cómo se creó, cómo surgió la idea, cómo se puso en marcha y cómo llegó a conquistar el mundo. Y esto no me lo toméis a spoiler, que lo sabemos todos. Podría parecer aburrido acercarse al cine a conocer la historia del hombre muchimillonario más joven, pero nada que ver. La red social solo toma a Facebook como excusa para hablar sobre nuestra sociedad, sobre el ser humano, sobre el amor y sobre todo, sobre las ideas, la creatividad y los sueños. Dicen los críticos, y yo estoy completamente de acuerdo, que esta película es la película del siglo XXI, en la que se evidencia el cambio que se está produciendo en nuestra sociedad, en la que se da constancia de una época.
También dicen otros, y yo sigo estando de acuerdo, que La red social es un clásico instantáneo. (Pero no de los de que rápido se disuelven) Así me he sentido yo mientras veía esta película. Es perfecta. Mientras se sucedían las imágenes yo tenía la sensación de que estaba viendo algo más que una película, algo grande y hermoso. Al igual que me pasó con Origen. La verdad es que la dirección de Fincher es acojonante. Su forma de narrar me ha recordado mucho a Zodiac, una película que me encanta. El guión es tan bueno que Fincher ha optado por la sencillez y la eficacia a la hora de plasmar la historia, pero aún así, su estilo queda patente y es inigualable. De todas formas, creo que lo que sobresale por encima de todo es la actuación de los protagonistas, en especial la de Jesse Eisenberg, que además de tener la suerte de interpretar a un personajazo, de ser dirigido por uno de los más grandes, va el tío y lo hace de puta madre.
¡Qué gustico, madre mía! No os podéis imaginar lo que me gusta ir al cine y salir con esa sensación de satisfacción tan grande. Por supuesto que os recomiendo a todos esta película, no la dejéis pasar porque merece muchísimo la pena verla. Y yo, como no podía ser de otro modo, le doy un recopetín de película.
Por cierto, ya que estamos hablando de Facebook, si me queréis, irse, pero además, podéis agregarme buscándome por mi nombre: Bea Cepeda.
Supongo que todos los aquí presentes ya conocéis Facebook. Pues esta película va sobre cómo se creó, cómo surgió la idea, cómo se puso en marcha y cómo llegó a conquistar el mundo. Y esto no me lo toméis a spoiler, que lo sabemos todos. Podría parecer aburrido acercarse al cine a conocer la historia del hombre muchimillonario más joven, pero nada que ver. La red social solo toma a Facebook como excusa para hablar sobre nuestra sociedad, sobre el ser humano, sobre el amor y sobre todo, sobre las ideas, la creatividad y los sueños. Dicen los críticos, y yo estoy completamente de acuerdo, que esta película es la película del siglo XXI, en la que se evidencia el cambio que se está produciendo en nuestra sociedad, en la que se da constancia de una época.
También dicen otros, y yo sigo estando de acuerdo, que La red social es un clásico instantáneo. (Pero no de los de que rápido se disuelven) Así me he sentido yo mientras veía esta película. Es perfecta. Mientras se sucedían las imágenes yo tenía la sensación de que estaba viendo algo más que una película, algo grande y hermoso. Al igual que me pasó con Origen. La verdad es que la dirección de Fincher es acojonante. Su forma de narrar me ha recordado mucho a Zodiac, una película que me encanta. El guión es tan bueno que Fincher ha optado por la sencillez y la eficacia a la hora de plasmar la historia, pero aún así, su estilo queda patente y es inigualable. De todas formas, creo que lo que sobresale por encima de todo es la actuación de los protagonistas, en especial la de Jesse Eisenberg, que además de tener la suerte de interpretar a un personajazo, de ser dirigido por uno de los más grandes, va el tío y lo hace de puta madre.
¡Qué gustico, madre mía! No os podéis imaginar lo que me gusta ir al cine y salir con esa sensación de satisfacción tan grande. Por supuesto que os recomiendo a todos esta película, no la dejéis pasar porque merece muchísimo la pena verla. Y yo, como no podía ser de otro modo, le doy un recopetín de película.
Por cierto, ya que estamos hablando de Facebook, si me queréis, irse, pero además, podéis agregarme buscándome por mi nombre: Bea Cepeda.
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10 oct 2010
El Bola
Cuando era pequeña fui a ver El Bola al cine atraída por su protagonista, del que yo me hallaba, por aquel entonces, enamorada. Me gustó muchísisisímo la película, pero lloré tanto que se me quitaron las ganas de volver a verla. Hasta Mar Adentro, creo que la película con la que más había llorado había sido con esta, y eso hizo que, aunque me había gustado mucho y aunque hasta me la compré en vhs original, no la hubiera vuelto a ver hasta ahora, diez años más tarde.
La verdad es que cuando una película me lo hace pasar muy mal, por mucho que me guste, no suelo volver a verla, porque no soy de sufrir por gusto. Por ejemplo, no volveré a ver Mar Adentro, no volveré a ver El Pianista, no volveré a ver Una pareja de tres... porque para llorar amargamente ya está la vida. Lo mismo pensaba de El Bola, pero cuando fui a ver la última de Achero Mañas al cine me acordé de lo mucho que me gusta este director, y decidí darle una nueva oportunidad a esta película. He hecho bien, porque se ve que con los años me he hecho más fuerte y que los golpes, patadas, (no puedo dejar de ser fan de Andrógeno aunque quiera) ya no me impactan tanto.
Me encanta volver a ver películas que hace mucho tiempo que no veo. Primero porque al haber crecido, ves las cosas con otros ojos, entiendes la película desde otro punto de vista, y segundo, porque te das cuenta de qué cosas te impactaron más de esa película, porque hay escenas que recuerdas perfectamente y otras que ni sabías que ocurrieron.
Volver a ver El Bola tantos años después ha sido una experiencia muy grata, con todo lo dramático de la película, claro. Para empezar, una de las cosas que más me ha gustado, y que no recordaba, es el juego de los trenes. El Bola es un niño de barrio madrileño que por las tardes, después del colegio, se dedica a hacer alguna gamberrada, como jugar en las vías del tren arriesgando su vida por quedar mejor delante de sus amigos. Estas escenas de las vías van separando la película y se intercalan en la historia principal, pero son realmente importantes para conocer al protagonista, para ver cómo le afecta su entorno a la hora de estar con sus amigos. La película arranca con una de estas escenas: un grupo de chavales está eligiendo quién tendrá que saltar por delante del tren esta vez. Desde mi punto de vista, me parece que esta escena es una de las mejores presentaciones de un personaje que yo haya visto. Con un simple juego de niños el espectador va a saber perfectamente y en menos de dos minutos qué tipo de persona es nuestro protagonsita.
Y qué decir del protagonsita. Me parece un personaje increíble, con una historia alucinante por detrás. La interpretación de Ballesta es acojonante. Siendo solamente un niño es capaz de transmitirnos la rabia, el miedo, la impotencia, como si hubiera nacido para ello. Realmente todas las interpretaciones son buenas. Son naturales, totalmente verosímiles. El actor que interpreta al padre de El Bola hace un trabajo magnífico. A mí me da tanto miedo como me lo ha podido dar Hannibal Lecter. Solo con una mirada se te congela la sangre.
Se nota que hay un gran trabajo de guión por detrás de esta película. Los diálogos parecen casuales, las conversaciones, totalmente naturales, pero no hay un solo detalle que se escape en esta película, y todo está escrito buscando un último sentido para la película.
Una película sobre la amistad, sobre la supervivencia, sobre la vida. Me alegro mucho de haber podido superar mi "trauma infantil" y haber podido volver a verla, porque es una película importante dentro del cine español, una película a tener en cuenta. Un copón de película para ella, y, como dije hace unos días... ¡qué grande que es Achero, qué gran observador y qué gran narrador!
La verdad es que cuando una película me lo hace pasar muy mal, por mucho que me guste, no suelo volver a verla, porque no soy de sufrir por gusto. Por ejemplo, no volveré a ver Mar Adentro, no volveré a ver El Pianista, no volveré a ver Una pareja de tres... porque para llorar amargamente ya está la vida. Lo mismo pensaba de El Bola, pero cuando fui a ver la última de Achero Mañas al cine me acordé de lo mucho que me gusta este director, y decidí darle una nueva oportunidad a esta película. He hecho bien, porque se ve que con los años me he hecho más fuerte y que los golpes, patadas, (no puedo dejar de ser fan de Andrógeno aunque quiera) ya no me impactan tanto.
Me encanta volver a ver películas que hace mucho tiempo que no veo. Primero porque al haber crecido, ves las cosas con otros ojos, entiendes la película desde otro punto de vista, y segundo, porque te das cuenta de qué cosas te impactaron más de esa película, porque hay escenas que recuerdas perfectamente y otras que ni sabías que ocurrieron.
Volver a ver El Bola tantos años después ha sido una experiencia muy grata, con todo lo dramático de la película, claro. Para empezar, una de las cosas que más me ha gustado, y que no recordaba, es el juego de los trenes. El Bola es un niño de barrio madrileño que por las tardes, después del colegio, se dedica a hacer alguna gamberrada, como jugar en las vías del tren arriesgando su vida por quedar mejor delante de sus amigos. Estas escenas de las vías van separando la película y se intercalan en la historia principal, pero son realmente importantes para conocer al protagonista, para ver cómo le afecta su entorno a la hora de estar con sus amigos. La película arranca con una de estas escenas: un grupo de chavales está eligiendo quién tendrá que saltar por delante del tren esta vez. Desde mi punto de vista, me parece que esta escena es una de las mejores presentaciones de un personaje que yo haya visto. Con un simple juego de niños el espectador va a saber perfectamente y en menos de dos minutos qué tipo de persona es nuestro protagonsita.
Y qué decir del protagonsita. Me parece un personaje increíble, con una historia alucinante por detrás. La interpretación de Ballesta es acojonante. Siendo solamente un niño es capaz de transmitirnos la rabia, el miedo, la impotencia, como si hubiera nacido para ello. Realmente todas las interpretaciones son buenas. Son naturales, totalmente verosímiles. El actor que interpreta al padre de El Bola hace un trabajo magnífico. A mí me da tanto miedo como me lo ha podido dar Hannibal Lecter. Solo con una mirada se te congela la sangre.
Se nota que hay un gran trabajo de guión por detrás de esta película. Los diálogos parecen casuales, las conversaciones, totalmente naturales, pero no hay un solo detalle que se escape en esta película, y todo está escrito buscando un último sentido para la película.
Una película sobre la amistad, sobre la supervivencia, sobre la vida. Me alegro mucho de haber podido superar mi "trauma infantil" y haber podido volver a verla, porque es una película importante dentro del cine español, una película a tener en cuenta. Un copón de película para ella, y, como dije hace unos días... ¡qué grande que es Achero, qué gran observador y qué gran narrador!
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5 oct 2010
Buried
He tenido que dejar pasar un par de días desde el visionado de Buried hasta que me he puesto a escribir esta crítica porque tenía que dejar pasar también la emoción del momento. Si nada más salir del cine hubiera tenido que escribir un artículo habría sido simplemente: "¡Jesusito de mi vida! ¡que tarde he pasao! ¡gracias Buried por existir!" Pero claro, una se tiene que exigir a sí misma, a estas alturas de mi vida, algo más que un simple ouh yeah! Así que venga, voy a intentarlo:
Lo primero que quiero contaros es que para mí Buried es más que una película. Es un fenómeno. Recuerdo que cuando estrenaron Cloverfield (truñaco) mi por aquel entonces novio me contó que habían hecho una campaña de publicidad tremenda, que se llevaba mucho tiempo hablando de ella en internet y eso, claro, a él le daba cada día más ganas de ir al cine a verla. Lugo fuimos y, como bien dije antes, truñaco. Desde entonces sí que he vivido con esas ganas algún estreno, como Alicia en el País de las Maravillas, por la que aguanté años en los que tuve mucho tiempo para imaginar que Tim Burton podría hacerlo genial y... truñaco.
Con Buried ha sido parecido, pero mejor. Al menos, con final feliz. Mi historia con Buried se remonta a casi octubre del 2009, es decir, un año atrás. Por esas fechas yo empezaba el máster de guión del que ya tanto os he hablado, y poco tiempo tardó en salir el nombre de Rodrigo Cortés. Yo no sabía quien era, y muchos de mis compañeros tampoco lo conocían, pero nos recomendaron su película Concursante, y yo, que soy mucho del cine patrio, rápidamente me hice con ella para verla. Impresionante. ¡Cómo me gustó! Esto es lo que comenté sobre ella en su día. Después de ese peliculón, el nombre del director se me grabó a fuego en la memoria y ya no me olvidaría de él jamás. ¡Uy, me acabo de acordar, sin venir a cuento ni nada, que en le máster nos dejaron ver el Storyboard de Concursante y era una puta maravilla!
Un tiempo después me entero de que Rodrigo Cortés dirigirá una película que algunos han rechazado y que a otros les parece imposible. Una película con un solo actor y un único escenario. Superinteresada. Y un tiempo después, Vigalondo twittea que el señor director tiene twittter... ¡y yo no me lo iba a perder! Desde entonces, Rodrigo ha ido poniéndonos la miel en los labios casi a diario con pequeños comentarios sobre su película, sobre su campaña publicitaria, sobre los festivales a los que ha acudido y... ¡yo cada vez tenía más ansia de verla! Porque era ansia lo que yo sentía por esa película. La necesitaba.
Y llegó el día. Por fin me acercaba al cine a ver la película que había estado esperando tanto tiempo. Fueron muchas las emociones que se dieron cita en aquella sala de cine y que me acompañaron durante el visionado. Creo que jamás una película me había hecho sentir así. He llorado muchísimo con muchas películas, me he reído muchísimo con muchas otras, pero nunca una película me había estremecido hasta ese punto. Sentía como si me estuvieran agarrando el corazón. Sentía verdadero terror. La película no es de miedo, ¿eh? Aunque bueno, bastante terrorífico es que te entierren vivo, me parece a mí. Pero yo había empatizado tantísimo con el personaje que parecía que estaba sintiendo sus emociones. Y que una película consiga eso me parece admirable. En primer lugar, admirable el guión, que creo que es el pilar básico de esta película. En segundo lugar, la interpretación de Ryan Reynolds, que supongo que tuvo que hacer unos esfuerzos tanto físicos como psicológicos terribles para interpretar a su personaje. Y en tercer lugar, por supuesto, la dirección, muy arriesgada pero finalmente muy lograda.
Os voy a ser sinceros: me esperaba otro truñaco. Me parecía imposible que alguien hubiera logrado crear una historia de esas características y que mantuviera la tensión durante todo el metraje. Tenía mucha curiosidad y por eso quería verla, pero iba esperándome lo peor. Tampoco es que Buried ahora sea mi película favorita, de hecho, tengo que decir que me gustó más Concursante. Pero me alegro un montón de que un proyecto como ese haya salido bien y me haya hecho pasar a mí tan mal rato. Un copón de película para Buried.
Lo primero que quiero contaros es que para mí Buried es más que una película. Es un fenómeno. Recuerdo que cuando estrenaron Cloverfield (truñaco) mi por aquel entonces novio me contó que habían hecho una campaña de publicidad tremenda, que se llevaba mucho tiempo hablando de ella en internet y eso, claro, a él le daba cada día más ganas de ir al cine a verla. Lugo fuimos y, como bien dije antes, truñaco. Desde entonces sí que he vivido con esas ganas algún estreno, como Alicia en el País de las Maravillas, por la que aguanté años en los que tuve mucho tiempo para imaginar que Tim Burton podría hacerlo genial y... truñaco.
Con Buried ha sido parecido, pero mejor. Al menos, con final feliz. Mi historia con Buried se remonta a casi octubre del 2009, es decir, un año atrás. Por esas fechas yo empezaba el máster de guión del que ya tanto os he hablado, y poco tiempo tardó en salir el nombre de Rodrigo Cortés. Yo no sabía quien era, y muchos de mis compañeros tampoco lo conocían, pero nos recomendaron su película Concursante, y yo, que soy mucho del cine patrio, rápidamente me hice con ella para verla. Impresionante. ¡Cómo me gustó! Esto es lo que comenté sobre ella en su día. Después de ese peliculón, el nombre del director se me grabó a fuego en la memoria y ya no me olvidaría de él jamás. ¡Uy, me acabo de acordar, sin venir a cuento ni nada, que en le máster nos dejaron ver el Storyboard de Concursante y era una puta maravilla!
Un tiempo después me entero de que Rodrigo Cortés dirigirá una película que algunos han rechazado y que a otros les parece imposible. Una película con un solo actor y un único escenario. Superinteresada. Y un tiempo después, Vigalondo twittea que el señor director tiene twittter... ¡y yo no me lo iba a perder! Desde entonces, Rodrigo ha ido poniéndonos la miel en los labios casi a diario con pequeños comentarios sobre su película, sobre su campaña publicitaria, sobre los festivales a los que ha acudido y... ¡yo cada vez tenía más ansia de verla! Porque era ansia lo que yo sentía por esa película. La necesitaba.
Y llegó el día. Por fin me acercaba al cine a ver la película que había estado esperando tanto tiempo. Fueron muchas las emociones que se dieron cita en aquella sala de cine y que me acompañaron durante el visionado. Creo que jamás una película me había hecho sentir así. He llorado muchísimo con muchas películas, me he reído muchísimo con muchas otras, pero nunca una película me había estremecido hasta ese punto. Sentía como si me estuvieran agarrando el corazón. Sentía verdadero terror. La película no es de miedo, ¿eh? Aunque bueno, bastante terrorífico es que te entierren vivo, me parece a mí. Pero yo había empatizado tantísimo con el personaje que parecía que estaba sintiendo sus emociones. Y que una película consiga eso me parece admirable. En primer lugar, admirable el guión, que creo que es el pilar básico de esta película. En segundo lugar, la interpretación de Ryan Reynolds, que supongo que tuvo que hacer unos esfuerzos tanto físicos como psicológicos terribles para interpretar a su personaje. Y en tercer lugar, por supuesto, la dirección, muy arriesgada pero finalmente muy lograda.
Os voy a ser sinceros: me esperaba otro truñaco. Me parecía imposible que alguien hubiera logrado crear una historia de esas características y que mantuviera la tensión durante todo el metraje. Tenía mucha curiosidad y por eso quería verla, pero iba esperándome lo peor. Tampoco es que Buried ahora sea mi película favorita, de hecho, tengo que decir que me gustó más Concursante. Pero me alegro un montón de que un proyecto como ese haya salido bien y me haya hecho pasar a mí tan mal rato. Un copón de película para Buried.
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3 oct 2010
Dieciséis velas
No tengo ni idea de cómo llegó esta película a mí. Creí que me la había recomendado un amigo, pero no, él ni siquiera sabía que existía. Habrá sido cosa del destino, pero el caso es que en Zamora tenía guardada una película que se llamaba Dieciséis velas y que Filmaffinity decía que era una comedia romántica de adolescentes. "Una peli chorra de las de toda la vida" pensé yo, pero no. En cuanto le di al play pude comprobar que esta película me iba a dar mucho más que la típica película chorra de las de toda la vida.
Para empezar, es una película ochentera de manual, cosa que siempre está guay. Para continuar, tiene un argumento la mar de simple: la prota se despierta el día de su cumpleaños y en su casa están tan preocupados por la boda de su hermana, que se casará al día siguiente, que pasan de ella. La chica se pilla un rebote tremendo y se va al insti, y allí se deprime más todavía porque está enamorada del chico guapo del instituto, quien, por supuesto, sale con la reina del baile. Y poco más. En cuanto a argumento la película no tiene mucho de especial. Lo que la hace diferente y divertida es el humor tan sanote que tiene y las peripecias tan divertidas a la par que cotidianas que le van ocurriendo a la chica en tan solo los dos días que dura la acción en esta película.
Que no se me malinterprete tampoco. No quiero decir que Dieciséis velas sea el peliculón que todos estábamos esperando. Lo que quiero decir es que es una comedia chorra adolescente, pero dentro de su género, es muy divertida y muy apetecible. Pero también muy típica, muy tópica, con pocas sorpresas y con final feliz. Para el que sea tontaco como yo y se ría con cualquier bobada, esta película es perfecta. Pero aquellos que le piden diariamente al cine su porción de calidad necesaria para la vida, mejor que pasen.
Yo se la recomiendo a todo el mundo, porque una película divertida, aunque te cuente lo mismo de siempre, es genial para ciertos momentos de relax, o para una resaca dominguera, como ha sido mi caso. Le he puesto un copón de película por lo bien que me lo he pasado con ella, porque si algo tiene de bueno, y muy bueno, esta película es el humor que reina en cada una de sus escenas.
Para empezar, es una película ochentera de manual, cosa que siempre está guay. Para continuar, tiene un argumento la mar de simple: la prota se despierta el día de su cumpleaños y en su casa están tan preocupados por la boda de su hermana, que se casará al día siguiente, que pasan de ella. La chica se pilla un rebote tremendo y se va al insti, y allí se deprime más todavía porque está enamorada del chico guapo del instituto, quien, por supuesto, sale con la reina del baile. Y poco más. En cuanto a argumento la película no tiene mucho de especial. Lo que la hace diferente y divertida es el humor tan sanote que tiene y las peripecias tan divertidas a la par que cotidianas que le van ocurriendo a la chica en tan solo los dos días que dura la acción en esta película.
Que no se me malinterprete tampoco. No quiero decir que Dieciséis velas sea el peliculón que todos estábamos esperando. Lo que quiero decir es que es una comedia chorra adolescente, pero dentro de su género, es muy divertida y muy apetecible. Pero también muy típica, muy tópica, con pocas sorpresas y con final feliz. Para el que sea tontaco como yo y se ría con cualquier bobada, esta película es perfecta. Pero aquellos que le piden diariamente al cine su porción de calidad necesaria para la vida, mejor que pasen.
Yo se la recomiendo a todo el mundo, porque una película divertida, aunque te cuente lo mismo de siempre, es genial para ciertos momentos de relax, o para una resaca dominguera, como ha sido mi caso. Le he puesto un copón de película por lo bien que me lo he pasado con ella, porque si algo tiene de bueno, y muy bueno, esta película es el humor que reina en cada una de sus escenas.
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