14 feb 2013

Muerte de un ciclista

Hay películas que me cuesta mucho ver. Pero estoy hablando de años. Que me paso años sabiendo que hay una película que tengo que ver y que sé que me va a gustar pero oye, que nada. Afortunadamente a todas esas películas les llega su momento, antes o después, y por fin a Muerte de un ciclista le llegó el suyo hace unos días.

Lo que me pasa a mí con estos superclásicos del cine español es que he oído hablar tantas veces sobre ellos, he leído tantas veces sobre ellos que casi sé perfectamente de qué van sin haberlos visto, y claro, ver una película sabiendo ya lo que pasa no es lo mismo. De todas formas siempre hay películas que, aún sabiendo lo que pasa, te atrapan y te sorprenden, y creo que este es el caso de Muerte de un ciclista.

El planteamiento de esta película es bien sencillo y además, seguramente, por todos conocido: una pareja, que no novios, sino amantes, y además amantes furtivos porque ella es la mujer de otro, atropellan a un ciclista cuando venían de pasar un fin de semana de amor, y oye, entre el susto y el por favor que no nos descubra nadie dejan al pobre hombre ahí tirado, enterándose días después por la prensa que al final ha fallecido.


Lo mejor de esta película es que es española, porque solo una película española podía describir ese sentimiento tan español que describe a la perfección esta película: el sentimiento de culpabilidad mezclado con el qué dirán. De hecho, es la tormentosa cabecita de la protagonista de esta película, que por cierto, está interpretada por Lucía Bosé, madre del Miguelísimo, la que va llevando la trama hasta el clímax final, con sus miedos, sus mentiras, sus excusas y su búsqueda incansable por encontrar una buena salida a todo el lío en el que se ha metido.

Y a toda esta historia de ay madre mía como me pillen para mí tengo súmale una crítica social que se agradece muchísimo, pues no hay nada más bonito de criticar que un tonto rico. En ese sentido nos sentimos un poco identificados con el crítico de arte, uno de los personajes más brillantes de esta cinta, y que va soltando algunas que otras verdades por la boca a medida que se va volviendo, también, un poco totalitarista al querer imponer a toda cosa su punto de vista, sembrando de esa manera el miedo en los protagonistas. Y también en el espectador.

Un ejercicio de cine maravilloso y una bonita metáfora de los que probablemente fueron los años más oscuros del siglo XX en España. Recomendada, por supuesto. Yo le doy un copón de película

3 comentarios:

  1. Escándalo de peliculaca es. Muy hitchcockiana. Y yo sospecho que el crítico de arte es gay. Ale, ya lo he dicho. :D

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  2. Es sencillamente maravillosa. Sin lugar a dudas mi película favorita de todo el cine español.

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