Con mi traslado a EEUU mi vida cotidiana ha cambiado mucho más de lo que podía imaginarme, tanto, que este ha sido el primer año que he pasado la Nochevieja en casa. Aprovechando que mis obligaciones para con mi trabajo me obligaban a estar despierta en una noche como esta decidí aprovecharme de la situación y hacer algo que, por aquello de las cenas en familia y las posteriores fiestas, nunca había hecho: ver la última película de un año y la primera de otro.
La película elegida como última película del 2012 fue Super, una película que, como su nombre, más o menos, indica, va sobre un superhéroe. ¡Qué de moda están los superhéroes últimamente! No solo tenemos que aguantar un montón de pelis al año sobre superhéroes de verdad de los de toda la vida, rollo Spiderman, Batman y demás familia, sino que encima nos cuelan también alguna peliculilla de superhéroes más de tercera, o de señores frikis que quieren ser superhéroes y se fabrican su propio disfraz.
Super estaría incluida en esta última categoría, la de señores frikis que deciden convertirse en un superhéroe e impartir justicia a su manera y se fabrican su propio disfraz. El tema está bien, pero lo que de verdad me llevó a ver esta película fue el actor que la protagonizaba, actor de una de mis series favoritas, The Office, que ya ha demostrado con creces que sabe interpretar a un tío superloco.
Rainn Wilson, que es famoso por su papel de Dwight en The Office, es el protagonista de Super. Aquí da vida a un señor bastante normal pero bastante feliz cuya vida más o menos perfecta se ve truncada cuando su mujer le abandona. Este hecho rompe por completo su cordura y le lleva a una depresión de caballo de la que parece que va saliendo gracias a los comics que compra en una tienda cuya dependienta es otra friki de manual, interpretada por Ellen Page, la chica de Juno.
La cosa es que a este señor se le va la pinza hasta el punto de que ve como lo más fácil y lógico del mundo convertirse en un superhéroe local y luchar contra el mal en su ciudad. Como pasa siempre en estas películas, su cara (cubierta por su máscara de superhéroe) se va haciendo cada vez más conocida hasta convertirse en una especie de famosillo.
La originalidad de esta historia respecto a otras que se le parecen mucho es que este superhéroe tiene unos ideales, entre comillas, buenos, pero unas maneras muy muy malas. Quizás muy realistas, también. La cosa es que lo de ser superhéroe se le va bastante de las manos y aunque acaba aceptando la ayuda de una "acompañante" o sidekick, la tía está muchísimo más loca que él y que hace que la película se convierta en algo totalmente salido de madre, aunque bastante divertido al mismo tiempo.
Eso sí, Super no deja de tener un trasfondo dramático que da sentido a la historia y que hace que aceptemos todas esas locuras y carnicerías que vamos a ir presenciando en compañía de estos dos alocados superhéroes con bastante normalidad. Porque si algo tiene Super es que te propone un juego, un tono, en el que tienes que entrar. Si te quedas fuera, estás perdido.
Por fortuna para mí yo entré bastante bien en el juego de la película y la soporté divinamente, aunque en algunos momentos noté que esta no es la típica película, tanto para bien, como para mal, lo cual puede volverse en su contra si el espectador es demasiado sensible. Para mí, es una película entretenida, original, y bastante decente, aunque tengo que reconocer que a veces la película pierde algo de ritmo o resulta demasiado extraña. No obstante, merece la pena verla solo por la interpretación de Ellen Page, y eso que a mí Ellen Page me cae cada vez más regulero. Copón de película flojito para Super, pero copón al fin y al cabo.
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