18 sept 2011

Mi gato Angus, el primer morreo y el plasta de mi padre

Con el título tan majo que tiene esta película y jamás lo había oído nombrar. Bueno, creo que en parte es normal, porque es una película que pasó bastante desapercibida en España, además de ir destinada claramente hacia un público adolescente. Está basada en unas novelas dedicadas también al público adolescente, Confesiones de Georgia Nicolson, y los encargados de llevarla a la gran pantalla fueron Nickelodeon. Aunque con estos datos algunos ya se habrán echado atrás (yo también lo hubiera hecho) la verdad es que la película es bastante divertida. En mi caso, yo llegué a ella buscándome la filmografía de Aaron Johnson, el chico de Kick-Ass y del que ya hablé hace poco en Nowhere Boy. Es un chico monísimo de la muerte, que no es que sea un gran actor, pero da gloria verle, y ese fue mi principal motivo para ver esta película: disfrutar de los ojazos y la sonrisa de Johnson como una quinceañera. Y como había vuelto mentalmente a la adolescencia, la película me entró perfectamente.

Evidentemente no puede ofrecer nada que un espectador adulto no haya visto antes, pero lo ofrece de un modo muy entretenido. Nos ponemos en la piel de Georgia, la protagonista, una chica que está a punto de cumplir los 15 años y que como toda adolescente está en crisis de existencia. Ella todavía disfruta siendo una niña pero se da cuenta de que tiene que empezar a comportarse de otro modo si quiere triunfar en el insti. Y es en el insti donde conoce a Robbie, que está interpretado por el buenorro de Aaron Johnson, y a su hermano, dos chicos nuevos que acaban de llegar a la ciudad desde Londres. Su mejor amiga y ella deciden trazar un plan para conquistarlos, plan que irá desde empezar a comprar productos en su tienda hasta darle celos con otros chicos del instituto.

Maravilloso, sensacional, me he emocionado al verlo

Pero esta caprichosa niña tendrá que sufrir una serie de sucesos como los primeros enfrentamientos en el instituto, las discusiones con su mejor amiga y sobre todo la separación involuntaria de su familia, por motivos de trabajo de su padre, para darse cuenta de que la vida es mucho más que elegir el vestido perfecto para una fiesta de cumpleaños.

Aunque parece que la película no tiene nada de especial, realmente lo es, o a mí me lo ha parecido. La experiencia de ver esta película con ojos de señora de veinticinco años te hace recordar tus propios años de instituto y sentirte identificada en los problemas universales de los adolescentes. Aunque en lo que más identificada se siente una es en lo de estar enamorada de Aaron Johnson porque es que el tío está que quita el hipo.

Una película tan superficial como la edad a la que representa, predecible como una niña con escote, pero que a mí me ha gustado. Me ha hecho pasar un rato verdaderamente agradable y aunque soy incapaz de nombrar sus cualidades, puesto que ninguna de ellas se convierte en defecto pero tampoco sobresale lo suficiente como para ser remarcada, le doy un copón de película sin motivos aparentes.

2 comentarios:

  1. Recuerdo que cuando vi los carteles anunciando esta película (con la protagonista sentada como un indio mirando hacia arriba reflexionando sobre si somos contingentes o necesarios, la naturaleza de la verdad y otras típicas preocupaciones adolescentes) pensé: he aquí una película que puedo pasar sin ver. Y después de leer tu comentario, veo que mi intuición era acertada. No tengo nada contra el cine adolescente o sobre la angustia adolescente (me encantan los dramas adolescentes como El club de los cinco, American Graffiti o Viernes 13), pero hay algo en esta película que despierta mi alerta "rollo". Y a no ser que incluya un hombre vestido de gorila o un número musical a la altura de los de Showgirls y no lo hayas mencionado, creo que pasaré.

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  2. Bueno, de vez en cuando vienen muy bien estas pelis :)

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