Nunca es mal momento para recibir el soplo de optimismo que nos infunde Little Miss Sunshine. Es la segunda vez que veo esta película. La primera fue ya hace unos años, por recomendación de mi ex y esta segunda ha sido en plenas vacaciones de relajación y misticismo. Creo que escogí un buen título para una de estas tardes, pues Little Miss Sunshine consigue, con todas sus desgracias, dibujarnos una sonrisa.
Como ya habré dicho miles de veces, me encantan los segundos visionados de las películas porque es en ellos en los que aprecias los detalles. Como ya sabes de qué va y el argumento no te puede sorprender, te paras a mirar otras cosas que también hacen grandes las películas. En el caso de ésta, lo más potente es el guión. Una buena historia y unos buenos personajes. Y lo mejor de todo es que esos personajes están interpretados por unos actorazos dignos de mi mayor admiración.
Para empezar, la pequeña Olive, interpretada magistralmente por una jovencísima Abigail Breslin, pone el puntito inocente y alocado a la película para compensar, por ejemplo, a su pobre hermano, que esconde una sobrecogedora historia; a su padre, buscador incansable del éxito, interpretado por el genial Greg Kinnear del que ya me había enamorado en Mejor… Imposible; a su madre, La Madre, la gran sufridora y luchadora, como siempre, interpretada por Toni Collete quien, ¡joder!, sabe elegir sus papeles. Pero los que realmente se llevan mi aplauso son el abuelo, quien consiguió un Oscar por su puesta en escena del Carpe Diem y, por supuesto, Steve Carell. No tengo palabras para expresar lo que me alucina este gran actor. Da gusto verle interpretando personajes que están a su altura, pues Hollywood nos tiene acostumbrados a adjudicarle comedias chorras en las que no brilla como él sabe.
Una zancadilla al sueño americano en la que todos los tópicos que tantas veces nos ha vendido su cine quedan por los suelos: los que venden la fórmula del éxito resultan ser unos fracasados, los que se intentan suicidar se vuelven hérores, los jóvenes rebeldes acaban teniendo razones de peso y las niñas rechonchas y divertidas son las que lo petan. Lo mejor de esta película es que es tan amarga como divertida, con un equilibrio perfecto para no hundirte en tu propia miseria y empezar a ver la vida con otros ojos.
Little Miss Sunshine es un viaje. El viaje de una niña que está convencida de que puede, por primera vez, lograr algo que para ella es muy importante y que acaba contagiando de felicidad y entusiasmo al grupo de amargados que tiene por familia. Un enorme copón de película para la niña más marchosa y más bella del cine americano.
solo la he visto una vez y me gusto...sin saber por q leyendo pense...tengo q preguntarle si ha escrito sobre "mejor imposible" y por arte de magia ya la estabas nombrando...jajaja...has escrito sobre ella?y si no...lo harias por mi?xD gracias!!
ResponderEliminarYo ví esta película cuando estaba pasando por un mal momento y me ayudó bastante, me reconfortó ver a ese grupo de personajes que se sentían tan pringadillos como yo, jeje.
ResponderEliminarAdemás fue la primera vez que vi a Steve Carell y me encantó su personaje. Esa cara de pena que pone en su primera aparición en la peli me llegó al alma, ahí había verdadero dolor. Como ha demostrado en "The office" sabe manejarse muy bien en comedia y drama.
Una peli estupenda, con buenos intérpretes y una bonita banda sonora
Steve Carrell es el mejor! El mejor!
ResponderEliminarEs impresionante lo que hace sentir esta película. Fascinado me quedé al verla. Brava!
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