Qué rabia da (o al menos a mí me la da) cuando una película que a todo el mundo le parece genial a ti te parece simplemente regular. The Master tenía dos elementos muy fuertes para encantarme y oye, que simplemente me entretuvo y tampoco me ha parecido nada del otro mundo.
El primero de esos elementos era su historia. Pocas cosas me gustan a mí más que las religiones y que por fin se hiciera una película sobre los inicios de la famosa iglesia de la Cienciología me resultaba de lo más apetecible, pero que encima estuviera protagonizada por uno de mis actores favoritos, pues apaga y vámonos.
No habría tenido tanta prisa por ver The Master si no fuera por sus nominaciones a los pasados Oscars. Aunque solo se llevó nominaciones en las categorías de interpretación, el hecho de que Joaquin Phoenix estuviera nominado y que además para muchos fuera el favorito me animó muchísimo a verla. Desde que vi por primera vez Gladiator, disfruto muchísimo con este señor, y esta película prometía una gran interpretación del hermano del Phoenix guapo.
Y en ese aspecto no defraudó. Joaquin Phoenix hace un trabajo excelente dando vida a un personaje muy especialito como es Freddie, un tío raro de cojones que se deja llevar por el, al parecer, brillante pensandor Lancaster Dodd, interpretado por Philip Seymour Hoffman, que es un señor que a vosotros os encanta pero a mí no me gusta un pelo, y encuentra en sus ideas y tratamientos una forma de dar sentido a su frustrada vida.
Merece la pena por ver actuar a Phoenix, porque en mi opinión, la película es bastante floja, aunque eso sí, esta rodada con un cuidado que la hace resultar bastante atrayente, como atrayente puede resultar la Iglesia de la Cienciología y como atrayente es un fluorescente para los bichos. Vamos, que a mí me ha parecido preciosa por fuera pero vacía por dentro. No me ha interesado en ningún momento. Lo que le pasa a muchas de esas obras maestras que a mí me dejan como estaba: técnicamente perfectas pero vacías de significado.
Es interesante conocer a un personaje como Freddie y oye, de verdad, que pasas un buen rato con él, pero nada más. Yo no veo la genialidad por ninguna parte, a excepción de su fotografía, aunque tampoco digo que a lo mejor no haya sabido verla. Así que The Master, la película que maravilló a la crítica, se queda para mí en un ojete de monico.
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