Tengo que ir reconciliándome con el terror poco a poco, porque aunque hayamos pasado una temporada algo distanciados, en el fondo nos queremos. Para que el terror y yo volvamos a ser amiguitos tenemos que poner los dos de nuestra parte. Él tiene que intentar no ser tan comercial y tan mierder y yo tengo que volver a confiar en él, así que cuando leí que Stoker, la nueva película de Park Chan-wook, más conocido por Old Boy, era una película de terror bastante decente, no me lo pensé dos veces: ¡al cine a verla!
Y qué bien y qué contenta porque disfruté muchísimo la película. Hombre, ya iba un poco predispuesta a hacerlo. Parece que cuando voy al cine me gustan más las películas que cuando las veo en casa, quizás sea por aquello de que te dejas un pastizal (14 dólares vale el cine en Nueva York) y quieres que sea buena para no sentirte timado, así que cuando me senté en mi maravillosa butaca (las butacas de los cines aquí son maravillosas) ya intuía que iba a ver algo de calidad.
La historia de Stoker es la de una chica bastante especialita. La tía es bastante rara, aunque parece que rara guay, rara en el sentido de que no se deja llevar por modas y vive en un ambiente de bohemia y cosas que molan que muchos envidiamos aunque sabemos que no aguantaríamos. Pero su vida guay se trunca con la temprana muerte de su padre. Al parecer su padre era también un gran amigo para ella, y la pobre lo va a pasar algo mal.
No obstante, todo lo malo trae algo bueno, y es que con la muerte de su padre, su tío, el hermano pequeño de su padre, viene a pasar unos días a la preciosa casa que tiene esta familia y la niña, aunque al principio le pondrá ojitos de "qué haces tú en la casa de mi padre", pronto descubrirá que también tiene bastantes cosas en común con su tío.
Bueno, esto que os he contado es más o menos el argumento, pero solo más o menos, porque se parece bastante poco a de qué va realmente esta película, pero tampoco queremos destripárosla. Es una película de terror, así que aunque parte de un drama enseguida lo abandona para empezar a contar una historia de horror cotidiano, que por cierto, a mí son las que más me gustan, cargada de tensión, erotismo y unas gotitas de sangre, pero todo muy elegante, que la vista lo agradece.
Una historia muy interesante, muy bien contada y muy bien interpretada, pero es que cuando tienes a Mia Wasikowska, una actriz que yo definiría como inquietante pues no sé si es que su halo de misterio viene de nacimiento o consigue ponérselo en cada película que hace, y a la maravillosa Nicole Kidman que vuelve a estar fantástica haciendo otra vez de madre abandonada en una casa en medio del campo, nada puede salir mal. Completa este triángulo de horror y costumbrismo el tío, tío bueno, por cierto, interpretado por Matthew Goode, que le da el puntito sexy y desquiciante a esta película.
Ahora, la película tiene muchas más cosas buenas, además de un guión muy sólido que te va contando la historia a pinceladas, la majestuosa dirección, fotografía, dirección artística, montaje... te transporta a la irritante atmósfera de la película, donde todo es perfecto pero todo huele a chamusquina y la tensión se puede tocar con los dedos. Así que copón de película para ella, qué menos.
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