19 feb 2014

Inside Llewyn Davis

No soy una gran fan de los Coen, sinceramente. De hecho tengo que decir que ni siquiera cuando se ponen cómicos (que a mí por el humor se me gana enseguida) me llegan a hacer gracia del todo. Y lo que os dejará más locos: ni siquiera considero El gran Lebowski una película genial. Pero bueno, como tienen la fama ganada, la verdad es que he ido viendo todas sus películas, y con todas tenía más o menos la misma sensación: pues está muy bien pero en cuanto pasen dos meses se me va a olvidar.

Sin embargo, Inside Llewyn Davis me ha llegado un poquito al corazón. Quizás por sus escenarios neoyorkinos, algunos tan familiares para mí, y el sentimiento de nostalgia que me han provocado; pero creo que ha sido porque he visto en esta película algo que no he visto (o no he sabido ver) en el resto de las obras firmadas por los más famosos hermanos del panorama cinematográfico estadounidense. Esta película ha conseguido transmitirme una serie de sentimientos, me ha hecho conectar con un personaje que ni siquiera me importaba, y me ha dejado, realmente, llegar al interior de este jovencito llamado Llewyn Davis. 

De hecho, yo diría que ninguno de los personajes de esta película son... "amigables". Son neoyorkinos, al fin y al cabo. Pero todos y cada uno de ellos tienen ese punto de surrealismo y honestidad que los hace parecer tan reales. Y es bastante complicado conectar con ellos a un nivel emocional. Pero poco a poco van calando.


La banda sonora es una excusa perfecta para dejarse llevar por esta extraña línea temporal en la vida de Llewyn, y los pintorescos personajes que la cruzan, el mejor enganche. Esta película parece más un sueño que una historia "realista", pero... bueno, quién dice que no lo sea.

La cosa es que, teniendo sentido o sin tenerlo, sentarse a ver Inside Llewyn Davis es toda una experiencia. No sé si buena o mala, porque igual que te saca una carcajada por sorpresa hace aflorar un extraño sentimiento de pena, pero, al fin y al cabo, toda una experiencia muy disfrutable.

Aunque es una película que podría pasar tan desapercibida como lo hace su protagonista, yo me atrevo a decir que es la que más me ha gustado de los hermanos Coen. Copón de película bien merecido y mención especial a Adam Driver, que ya nos enamoró en Girls y con su pequeño papel en esta película vuelve para recordarnos que debemos rendirnos a sus pies. Y a sus botas.


Película 12 del reto 2014

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