A veces pasa que pones la tele, empieza una película no muy allá, pero te quedas a verla por simple inercia. Eso me pasó a mí hace unos días, una fría mañana del invierno en Nueva Jersey, cuando vi que estaba a punto de empezar El diablo viste de Prada, una película que, por cierto, ya había visto hace muchos años, pero que por vete tú a saber qué en ese momento me pareció una buena idea volverla a ver.
Aunque estos días me he declarado una gran hater de Anne Hathaway, lo cierto es que empecé a tenerle cierto respeto como actriz cuando vi esta película. Creo de hecho que fue esta película la que de alguna manera la lanzó a la fama, o la hizo más notable dentro del cogollito de actores "míticos". La cosa es que si Los Miserables ha hecho de Anne una actriz de Oscar, El diablo viste de Prada hizo que su cara empezase a tener en cuenta.
Y la verdad, al igual que no sé por qué se le dio tanto bombo a su interpretación en Los Miserables, tampoco sé por qué destacó tanto su interpretación en esta película si claramente la monstrua del reparto es Meryl Streep. Supongo que como de Meryl ya te esperas que lo haga genial, que Anne de alguna manera pueda estar a su altura la hace destacar. Pero vamos, sin duda alguna, si por algo merece la pena ver esta película es por la Streep, que da vida a una jefa petardísima, alegoría de la petarda Anna Wintour, directora de Vogue en su versión estadounidense y una especie de gurú de la moda, aunque no sabe muy bien qué coño es eso.
Por supuesto, la película va de moda. Del mundo de la moda y de cómo este transforma día a día la vida de miles de mujeres (bueno, y hombres) y llena de color o simplemente algo que hacer la vida de otras muchas (y muchos), mientras deja miles de millones en los bolsillos de otros pocos.
La cosa es que la película me parece bastante entretenida, aunque nada más. Estas son películas que solo puedes decir si te han gustado o no te han gustado, porque realmente no tienen absolutamente nada de especial fuera de una historia que consiga entretenerte o no. No es necesario que te guste la moda para disfrutarla, creo yo, porque yo personalmente no me considero una gran aficionada de la moda y aún así le he dado un bastante flojo copón de película. Perfecta para los que usamos el cine para aprender inglés, porque si te pierdes en un par de diálogos, tampoco te pierdes nada.
Opino como tú. Bastante entretenida, pero tampoco es que sea la octava maravilla del mundo.
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