Perdonad estas vacaciones que me he tomado sin avisar, pero, ilusa de mí, pensaba que, como en Semana Santa no iba a tener mucho que hacer, podría seguir viendo películas y actualizando mi blog como siempre. Al parecer, no ha sido así, de hecho, esta podría calificarse como la peor (en el sentido de cansancio físico) Semana Santa de mi vida. A la par que la mejor, ciertamente.
Pero vamos a lo que nos incumbe, que es a hablar de cine. En este caso os voy a hablar de una película que, sospecho, muchos no conoceréis. Es la segunda parte de una película que comenté por aquí no hace mucho, Una casa de locos. Aquella película contaba las andanzas de un francés que se venía a Barcelona con una beca Erasmus y esta segunda parte cuenta las andanzas del mismo personaje, solo que cinco años después. Xavier ya no es un universitario, ahora tiene un trabajo y una vida algo más seria, pero ha vuelto a reencontrarse con sus amigos de Barcelona para la boda de uno de ellos, y ya de paso, nos cuenta qué ha hecho con su vida en el periodo de tiempo transcurrido desde la última vez que los vio.
Al igual que la primera parte, Las muñecas rusas es una película bastante agradable a la vista. Vamos, que se deja ver. No supone ninguna revolución cinematográfica pero la historia, realmente, consigue engancharte. Evidentemente, si no se ha visto la primera parte esta segunda pierde su gracia, porque lo bueno que tenía la primera era el despliegue de personajes peculiares que proponía. Si consigues cogerles cariño en Una casa de locos, entonces ya puedes seguir y entender esta. Por otra parte, como los personajes ya quedan de sobra definidos en la primera parte, en esta segunda se pasa un poco por encima el profundizar un poquito más en sus historias o sentimientos, centrándose solamente en la figura de Xavier, lo cual no está del todo bien, porque, al fin y al cabo, los cinco años han pasado para todos.
Lo bueno de la película es que es un conjunto de historias de amor tan fantásticas como terrenales, muy francesa, con un sentido del humor muy fino y muy apetecible. Es un interesante relato sobre las emociones y los sueños de amor y prosperidad de un joven con el que, de alguna manera, todos podemos sentirnos identificados.
Al igual que la primera parte, a mí me ha hecho pasar un rato divertido mientras disfrutaba de una historia aparentemente sencilla pero que esconde mucho más detrás de ese velo de comedia romántica. Otro copón de película.
Yo vi las dos en su momento, pero recuerdo un poco mejor la de "Una casa de locos", aunque la secuela tenia su punto. Cecile de France haciendo de la lesbiana es mi personaje favorito, esa actriz es muy interesante.
ResponderEliminarLa escena que mas recuerdo de la segunda parte es esa que sale el prota corriendo en pelotas por la calle detras de otra chica tambien desnuda (la española Irene Montala), que se rodo sin figurantes ni nada y con los peatones que habia en la calle flipando en colores.