Como suele pasar siempre que una saga estrena nueva película muchocientos años después, para prepararse para el estreno hay que echarle antes un vistazo a todas las películas anteriores, por recordar viejos tiempos y por tener más nítidos los recuerdos para luego poder sentirte realizado encontrando guiños en la nueva película. Por esta razón, preparándome para el estreno de American Pie: el reencuentro decidí volver a ver la segunda y tercera parte de la franquicia de los adolescentes salidos y fiesteros.
Lo que más llama la atención de las siguientes películas al boom de la primera American Pie, es, como suele pasar en estos casos, el bajón de calidad. Los personajes ya no nos pillan por sorpresa y ahora es mucho más difícil impresionar al espectador, y como es mejor hacer las cosas fáciles que difíciles, pues en vez de mostrarnos algo nuevamente original, estiramos las bromas de las tetas y las locuras sexuales hasta donde el espectador aguante. En la segunda entrega los amigos se van a una casa de la playa a pasar el verano, y por supuesto, en la playa siempre se ve alguna teta, y bueno, en la tercera, que va de una boda... tenemos una despedida de solteros (que podría calificarse de pornografía).
Eso sí, la esencia de los personajes sigue intacta, y eso siempre es de agradecer. En este caso no se conforman con seguir engordando el estereotipo y podemos seguir conociendo a los protagonistas de la saga, que, aunque vuelvan a emborracharse y a preocuparse solamente por el sexo, no resultan del todo repetitivos, ya que, cada uno en su estilo, siguen siendo divertidos.
Jim nos vuelve a sorprender con una nueva práctica masturbatoria al probar a untar su palito del amor con pegamento, escena de la segunda película totalmente a la altura de la tarta de manzana de la primera, Culofino vuelve a tener un encuentro con la madre de Stifler, (aunque esta vez demasiado forzado, no?) Oz sigue enamoradísimo (aunque desaparece, sin que sepamos por qué, en la tercera entrega) y Kevin sigue aprendiendo sobre el amor. Y, por supuesto, el padre de Jim sigue dando consejos a su hijo realmente incómodos. Además, en la segunda película vamos a conocer el famoso campamento de música en el que pasa los veranos Michelle, donde tendrán lugar escenas bastante divertidas.
Lo malo de la segunda parte es que vuelve a ser exactamente lo mismo, aunque con un final un poco más feliz. Y lo malo de la tercera parte, la película de la preparación de la boda entre Jim y Michelle, es que aun teniendo un punto de partida diferente al resto de películas (ya no solo es sexo sexo sexo, ahora estamos hablando de amor) vuelve a ser otra vez lo mismo, incluso algo más bestia.
Está claro que si te gustó la primera y encajaste con ese tipo de humor estas siguientes películas no pueden aburrirte, pero está claro también que la primera parte fue la original y estas solo han seguido su estela de éxito, aunque sin perder, todavía, (aunque casi casi casi) la frescura de la primera. Y digo todavía aunque casi casi casi porque a partir de la cuarta película de American Pie ya solo tenemos mierda y mierda y más mierda.
Pero bueno, como estas dos aún no son del todo mierda y mierda, vamos a dejarlas en un ojete de monico. Son películas que se recordarán por un par de escenas de divertidas pero por muy poco más, ya que solo sirven para demostrarnos que los chicos crecen pero siguen siendo los mismos y bla bla bla y qué importante es la amistad.
La 4, 5 y 6 también las verás o no eres tan masoquista?
ResponderEliminarHe visto todas hasta la 7, pero con esas ya no repito!!!
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