Esta es una serie que ya empecé prácticamente sin ganas y que he ido arrastrando sin saber muy bien por qué, ya que aunque ningún capítulo me ha aburrido de decir "por favor que me maten" la verdad, si tengo que echar un poco la vista atrás, ya no solo es que la serie no me haya parecido memorable, es que prácticamente no me acuerdo de nada.
Creo que está bastante claro que esta no es la serie definitiva, pero bueno, en mi opinión, se ha ido dejando ver, con un gran bajón en anteriores temporadas que ha remontado un poquito en esta octava. Tengo que decir que me he sorprendido a mí misma riéndome en un par de momentos de esta última temporada, lo que no me pasaba desde hacía muchísimo con esta serie, y oye, cuando una está viendo una comedia, como que agradece lo de reírse, así que no le quitemos ese mérito.
Lo que pasa es que Ted se ha alargado demasiado con toda esta historia. Pobres niños que llevan escuchándole sin moverse del sofá desde hace ocho años. Había incluso momentos que ya ni era importante quién era la madre de los muchachos porque había hasta momentos que hasta dejaban a Ted de lado por completo, cosa que tampoco me parece tan rara, ya que no es un personaje que dé mucho juego, y cuando lo da, termina cansando.
Pero por fin los productores o guionistas o quien fuera se dieron cuenta de que el público ya estaba harto de pistas que no conducían a ningún sitio y que había que ir concretando el misterio de quién iba a ser la madre de los hijos de Ted, y parece que eso es lo que, al final, nos ha revelado esta última temporada. Una temporada que, por cierto, termina por todo lo alto dejándonos a los seguidores con, todavía, más preguntas por resolver.
Eso sí, si algo bueno tienen las tramas de las temporadas de Cómo conocí a vuestra madre es que dan muuuchas vueltas, así que yo creo que todavía nos llevaremos alguna sorpresa. Por supuesto, no me bajo todavía del carro de que LA MADRE ES LILLY, y terminaré viendo la siguiente temporada, aunque ya no me llame la atención, porque aún no he perdido la esperanza. Ojete de monico para el pesado de Ted y los cansinos de sus amigos. Es que ya ni Barney mola, aunque bueno, tengo que confesar que a mí nunca me hizo demasiada gracia.
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