3 ene 2014

El crepúsculo de los dioses

Elegí como primera película del 2014 una película que llevaba años sabiendo que debía ver. Solo me quedaban por ver dos películas de la extensa (y exquisita) filmografía de Billy Wylder y esta era una de ellas, cosa que no era capaz de perdonarme, pero, para ser sincera, hacía un tiempo había empezado a verla y me resultó tan aburrida que a los quince minutos la quité, y aquello la dejó marcada, a la pobre película, para siempre. 

Parece mentira que una de las películas más aclamadas, recordadas y valoradas del mundo (occidental) tengan como protagonista a un guionista, que suele ser el eterno olvidado en una película. Quizás sea así porque el guionista no sale vencedor en esta historia, tal y como podemos ver al principio de la película. Si algo sorprende del comiendo de El crepúsculo de los dioses es su primera escena, en la que podemos ver a un hombre flotando muerto en una piscina, mientras una voz en off nos lo presenta, diciendo ser ese hombre muerto y declarándose dispuesto a contarnos cómo ha llegado hasta allí.


Con lo cual, ya sabemos que El Crepúsculo de los dioses es la historia de un guionista mediocre que acaba muerto en una piscina, lo que no nos esperábamos era a Norma Desmond, una antigua estrella de cine mudo que no resistió el gran cambio al cine sonoro pero que sigue empeñada en ser la estrella que fue. Sin ella pretenderlo, Norma se convierte en la estrella indiscutible de esta película, ya que es un personaje tremendamente escrito (y con una pluma muy afilada, además) que refleja, no solo las consecuencias que tuvo la introducción del sonido en el cine sino también el Hollywood de los últimos años cuarenta, tan sobrecargado, totalmente fuera de la realidad, viejo, poderoso, pero sobre todo, decadente.

Quizás porque me lo esperaba todo de una película como esta, y porque me espero todo siempre de Billy Wilder, me he llevado una pequeña decepción. No quiero decir que esta gran obra maestra del cine sea mala, quiero decir que yo no he sabido, o no he podido, apreciarla como al parecer se merece. Tal vez sea porque es la película más anómala de Billy Wilder como director, tal vez sea porque para mí, Wilder, como escritor, sea un genio de la comedia y esta obra, aún cómica, no deja de ser un buen drama. La cosa es que yo no he caído rendida a los pies de Norma y no puedo decir que sea la mejor película de todos los tiempos.

Por ahora, El crepúsculo de los dioses se queda con un copón de película. Pero tengo la esperanza de que seguiré aprendiendo sobre el cine clásico, sobre los entresijos del Hollywood de esta época, sobre el cine mudo... tanto como para que, dentro de cinco años, por ejemplo, pueda volver a sentarme a ver esta película y pueda decir, como decís vosotros "jodido Wilder, qué obra maestra". 

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