De repente me han entrado unas ganas locas de volver a verme enteeera Friends. Sin contar todos los episodios sueltos que te encuentras por la tele y no puedes evitar ver, ya he visto esta mítica serie cuatro veces. Y la verdad es que cuando la terminé por última vez quedé bastante satisfecha y decidí que podía dedicar tiempo a descubrir otras series que me divirtieran tanto como lo hizo Friends.
Llegó Perdidos, por ejemplo, y cuando esta serie terminó me dejó el regustillo de haber conocido a los mejores personajes de mi vida. Pero el tiempo pasa, y la emoción que sientes al ver juntos a dos actores del reparto de Friends no la siento ya al ver reuniones del reparto de Perdidos.
Llegó también The Office, y The Office es otro tema. En esa magnífica oficina de Scranton conocí, y a lo mejor puedo decir que me enamoré, del mejor personaje que he visto nunca. De hecho, creo que Michael Scott podría ser perfectamente uno de los Friends, tiene ese toque mágico, ese final feliz, ese carisma, esa locura o lo que quiera que sea que lo convierte en un "amigo" más.
Volver a Friends, o volver a ver a Michael Scott, es volver a casa. ¡Y qué narices! Ya que no me puedo permitir el sentirme como en casa de verdad, me voy a dar el capricho de volver a la casa de Chandler y Joey y de Mónica y Rachel.
¡Empiezo Friends!
No hay comentarios:
Publicar un comentario