Años llevaba esta película guardada en mi carpetita de películas pendientes. Ya no sé ni quién me la recomendó, pero sé que la conozco desde hace mucho tiempo y que quería verla, sobre todo porque estaba protagonizada por el bollazo de Daniel Brulh, que es monísimo. Eso sí, por unas cosas o por otras, hasta hace un par de días no me he dicho: venga, vamos a ponernos de una vez.
Afortunadamente, aunque ya había oído hablar de ella, la película ha logrado sorprenderme, o… bueno, mejor dicho, que no era lo que me esperaba. Era un poquito mejor. No obstante, aunque la película empieza con muchísima fuerza y parece un no parar, de repente para y cambia casi por completo, aunque eso tampoco la vuelve más aburrida o peor, las cosas como son. Es como si esta película tuviera dos partes, como si te enseñaran la cara y la cruz de una idea, para que luego tú puedas sacar tus propias conclusiones.
Pero si de algo peca Los Edukadores, o al menos eso creo yo, es de propagandista. La mitad de sus diálogos están dedicados a hablar de ideologías y eso a mí no me gusta. Es verdad que no intenta convencerte de nada, pero yo ya tengo una edad para que me taladren la cabeza. Sí, está muy bien luchar contra el capitalismo, y las maneras de los edukadores son muy interesantes, pero si le quitas toda la parte reivindicativa a la película, que es por lo que, al fin y al cabo, a la mayoría de la gente esta película le apasiona o le horroriza, se te queda en una historia bastante simplona.
A mí no me ha parecido más que una película interesante. Me ha costado entrar en ella, me ha costado seguirla en algunos momentos porque detesto los discursos políticos, pero al final ha conseguido engancharme y he conseguido preocuparme por sus personajes. He decidido finalmente darle un copón de película, eso sí, es un copón prácticamente ojete, porque, en líneas generales, Los Edukadores me parece una película bastante normalita, sin mucho que destacar.